Capítulo 71: Viaje hacia el puerto de Edimburgo

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La helada había llenado de escarcha la yerba de los campos y aquella mañana del 20 de noviembre de 1918 había amanecido con niebla

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La helada había llenado de escarcha la yerba de los campos y aquella mañana del 20 de noviembre de 1918 había amanecido con niebla. Habían decidido viajar hasta Francia en busca de Vera Musolova y también necesitaban saber de sus parientes franceses de los que no tenían noticias desde hacía mucho. Su madre estaba preocupada por su hermana, por su cuñado y por sus sobrinos. No sabían nada ni de Dominic ni de su hermana pequeña Ada Le Franc. Y aquello la consumía.

Por eso y por otras razones habían decidido embarcarse en aquella aventura.

—Stephan, hermano. Te agradezco que quieras venir conmigo.—Le dijo Dimitri mientras escuchaban el traqueteo del coche que les llevaba al puerto marítimo más próximo.

Se habían despedido de su madre y hermanos. La princesa Ada se había emocionado mucho cuando supo que Vera había sobrevivido y que tenían la intención de ir a rescatarla.

—¡Qué remedio! No sabes cuidarte solo. Y desconfío de tu sentido de la orientación en estos casos. Además también se lo debo a la familia. Debemos saber qué ha sido del conde de Fointainebleau y nuestros queridos primos...—Bromeó mientras pensaba en la prometida de Dimitri.

—¡Muy gracioso...!— Gruñó a su vez Dimitri quien recordaba con claridad meridiana lo sucedido con Candy hacía ya varias semanas. Aunque ella lo había perdonado él no había podido olvidar el sabor de sus labios.

Y era perturbador. 

Quería alejarse de ella todo lo que pudiera porque sabía que no le podía hacer ningún bien continuar cerca.

Se embarcaba en aquella aventura para olvidarla, solo para eso. Tenía la confianza en que estando lejos de ella se olvidaría de su risa, de su cabello dorado y de sus ojos esmeraldas. La imagen de su prometida era como la de un fantasma del pasado, de cabello rubio y rasgos desdibujados. ¿Volverían los antiguos sentimientos a él? ¿Volverían con la misma intensidad de siempre? No podía saberlo. Habían pasado ya muchos meses desde que se habían visto por última vez en Petrogrado.

Y para él parecían años.

Ahora todo había cambiado. La configuración del mundo, las fronteras de los países, todo se había transformado tras la guerra.

Todo el mundo había recibido con gran alborozo la noticia del fin del conflicto. Después de tantos años de combates encarnizados, tantas víctimas en ambos bandos, todo se había terminado con la firma del Armisticio de Compiegne aquel 11 de noviembre de 1918.

Stephan parecía haber leído sus pensamientos.

—La guerra ya se ha terminado, hermano. No parece que vayamos a tener grandes problemas para acceder al lugar. Ya no hay submarinos enemigos acechando, ni tampoco va a haber grupos de desertores intentando escapar de su destino. La gente tiene suficiente con lamerse las heridas e intentar salir adelante.—Dijo tras haber visto a bastantes soldados regresando a casa.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora