Emma había buscado en internet un restaurante de comida mediterránea y había hecho reservaciones. Escogió un lugar relativamente nuevo y con muy buenas críticas. Ese día pagaría ella con sus ahorros.
La joven le había propuesto a su madre hacer eso cada viernes. Elegir un restaurante al cual ninguna de las dos haya ido antes. Así conocerían lugares nuevos y ambas empezaban a ambientarse de todos los buenos lugares que habían abierto en la ciudad los últimos años.
—Cariño, puedo pagarlo yo —aseguró Liv cuando trajeron la cuenta de lo que comieron.
—Yo invité. Yo pago —sonrió y sacó su celular—. ¿Cuanto le ponemos a este restaurante del 1 al 10?
Olivia rió.
—¿Para qué se supone que es eso?
—Para saber si podemos regresar algún día. Podemos traer a tía Alex —pensó unos segundos antes de decir lo que tenía pensado y se arriesgó lanzando lo que pensaba—, o a tu novio. Cuando tengas uno y me lo quieras presentar, claro.
—Es un 9 para mí —contestó sin prestar atención al comentario de su hija.
Salieron del restaurante conversando sobre el maquillaje y el peinado que llevaría Olivia al día siguiente. Ella no quería ni pensarlo pero Emma ya tenía todo en su cabeza. Además había hablado con su tía y quedó en ir al departamento de ambas para arreglarse allá también.
Cuando llegaron a casa, la joven le contó a su madre que había convencido a su tía para que se arreglara en casa. También había pensado en que lo mejor era que contrataran un auto para que las llevara y luego las trajera a casa.
—¿Por qué no puedo llevar mi auto?
—Mamita linda, mi amor grandote. El auto está lindo pero no vas a llegar a una gala conduciendo tú. Es necesario que te lleven. Encontré en internet una agencia y tienen una aplicación —le mostró en su celular la aplicación que había descargado—. Es segura y sólo tienes que ingresar aquí y te enviarán uno cuando quieras regresar a casa.
—¿Por qué estás tan feliz de que vaya a esa fiesta? Preferiría quedarme contigo viendo películas o algo por el estilo.
—Por eso mismo mamá. No sales. No te diviertes. ¿Puedes divertirte mañana? —Liv hizo una mueca de desagrado—. ¿Por mi? —juntó sus manos suplicando.
—Es algo del trabajo, Emm. No voy a una fiesta, es una gala benéfica que organiza el Alcalde.
—Pero saldrás de casa por lo menos un fin de semana ¿no? Eso es lo importante.
Elliot también arreglaba su traje para el día siguiente mientras conversaba con Eli sobre la escuela, sus amigos y su novia. Quería conocerla también. Casi todos sus hijos la conocían y hasta la propia Kathy pero él aún no. Sólo le había contado sobre ella.
El chico interrogó a su padre sobre su emoción por la gala. Él nunca había estado tan ansioso por ese tipo de eventos. Decía que era aburrido y que la gente sólo iba a aparentar lo que no era.
—¿Ya me dirás por qué quieres ir a esa gala? —preguntó y se acostó en el sofá de la sala.
—Tengo que hacerlo. Igual que todos los años.
—Pero los otros años no habías estado tan feliz.
—No estoy feliz —alzó una ceja al ver a su hijo para parar el interrogatorio—. ¿Qué corbata queda mejor? —preguntó elevando una corbata color gris y otra color azul.
—Deberías preguntarle a mis hermanas. Yo no sé papá.
—Sólo escoge.
—Espera un momento —pidió Eli pensando y luego tomó su celular para hacer videollamada con Kathleen—. Hola Kath. Papá quiere que escojas una de las dos corbatas —dijo al instante que su hermana aceptó hacer video.
ESTÁS LEYENDO
Sacrificio de Amor
FanfictionOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...