Capítulo 55

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Olivia salió de la sala de archivos bastante agitada. No se habían dicho una palabra más después de que lo hicieron. No hubieron palabras pero si besos que sellaban un acuerdo tácito entre ellos. El amor, su amor, seguía más vivo que nunca. Elliot intentó hablarle pero como siempre ella no podía escucharlo. Era incapaz de trasmitir en palabras lo que sentía así que tampoco quería escucharlo. Se miraron. Se besaron. Se acariciaron. Eso decía más que las palabras.

Se metió al baño para tranquilizarse y asearse un poco. Echó un poco de agua sobre su rostro y cerró los ojos con fuerza.  Aún sentía sus manos sobre su cuerpo, su boca sobre ella, él dentro de ella... Respiró profundo. Lo habían hecho de nuevo en la estación. Eran unos locos apasionados, inconscientes... enamorados como adolescentes lujuriosos sin poder contenerse.

—Te están esperando en tu oficina...

—¡Dios, Rollins! —puso una mano sobre su pecho para calmarse, ni siquiera había sentido que la puerta del baño se había abierto y menos que su detective se había parado a su lado.

—No quería asustarte, Capitana —se disculpó sonriendo y la miró fijamente—. Veo que lo de la mañana libre no iba para la jefa.

—No iba para mí —se miró en el espejo y volvió a arreglar su ropa, sentía que algo no iba bien con como se veía. De sólo pensar que alguien se pudiera dar cuenta la ponía nerviosa—. Sólo estaba pensando.

—Me di cuenta. Tampoco es que esperaras a nadie. Faltan unos minutos para el mediodía.

Ella asintió. Al parecer nadie había querido la mañana libre. Miró su reloj confirmando lo que había dicho Amanda y empezó a caminar hacia la salida del baño de mujeres.

—Dijiste que me están esperando en mi oficina, Amanda.

—¡Ah sí! Haden está ahí.

"David. ¡Dios! ¿Cómo le hice esto a David? ¿Cómo voy a mirarlo después de lo que hice? ¿Cómo fui tan estúpida y olvidé que nos veríamos hoy?" dejó de caminar y apoyó su cabeza en la puerta.

—¿Estás bien? Puedo decirle que no estás si quieres.

—¡Sí! ¡No! No, no. Esta bien.

Un poco temblorosa salió del baño dejando preocupada a su detective pero nada podía hacer. La que estaba a punto de desmayarse de los nervios era ella. No quería verlo. No podría mantener su mirada. La culpa la empezaba a ahogar estaba y por supuesto que no podía regresar en el tiempo para no caer nuevamente en los brazos de Elliot.

Intentó hablar con el fiscal con naturalidad pero sentía como todo su cuerpo estaba tenso y su cabeza seguía reprochándose el haberle sido infiel a David. Él la amaba, se lo había demostrado, había sido paciente con ella y ella simplemente no había podido corresponderle.

El fiscal le explicó por qué estaba ahí. Necesitaba adelantar su almuerzo porque tendría una reunión de trabajo con Alex y otros funcionarios y no quería dejarla plantada. La reunión la habían programado apenas ese día en la mañana, lo que parecía urgente por lo que no podía decir que no. Invitó a Liv a un restaurante cerca de la estación y salieron juntos de ahí bajo la atenta mirada de Stabler que no pasó desapercibida por él. Sabía que algo se traía él con Olivia pero no había sido capaz de preguntar, todavía.

—Estás muy callada hoy —comentó poniendo sus dedos debajo de su barbilla para que levantara la mirada de su comida—. ¿Es por el caso? ¿Quieres hablar de ello?

—La verdad no quisiera hablar del trabajo pero... —se encogió de hombros—, sé que ella es fuerte y así como salió adelante hace tantos años pues lo volverá a hacer. 

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora