La primavera había llegado. El clima era cálido y fresco, dejando atrás los abrigos y botas de invierno, las lluvias aún eran impredecibles, sin embargo la temporada era perfecta. Volvían a disfrutar del sol y de los paisajes hermosos que les ofrecía la ciudad.
Después del fin de semana en que la doctora les dijo que su bebé era demasiado pequeño para su edad gestacional, Olivia había decidido quedarse en casa y descansar. Su bebé necesitaba que estuviera al cien por ciento y no iba a permitir que llegara el momento del parto y que su bebé pasara por una incubadora o por algún proceso invasivo porque ella no pudo mantenerlo a salvo mientras estuvo en su vientre. El jefe adjunto de policía había sido bastante comprensible con su nuevo permiso de embarazo y le aseguró que su puesto seguiría donde lo había dejado cuando estuviera lista para regresar. Esta vez no era el Teniente Murphy el que se quedaba a cargo, sino Elliot. Él también estaba enterado de su relación con el Teniente de Víctimas Especiales y mientras no interfiriera en el trabajo de ninguno de los dos, no había inconveniente alguno en que siguieran trabajando en la misma unidad.
En el trabajo todo estaba en orden y en lo personal las cosas volvían a tomar forma. Elliot estaba viviendo con Olivia y Emma, aunque seguía pagando el arriendo de su antiguo departamento para compartir uno que otro fin de semana con Eli. Él y los gemelos, al igual que Kathy, continuaban manteniendo la distancia con su nueva vida, a diferencia de Maureen y Kathleen que hicieron todo lo posible para ganarse a Emma. Una que otra cena en el departamento que compartía su padre con su prometida, y la joven estaba cediendo al encanto de las mayores de las Stabler.
Liv sonreía al recordar su pequeña fiesta de primavera. Pasaron una tarde y noche maravillosa en Brooklyn gracias a la familia McAdams. Kathleen y su esposo, Thomas, un reconocido cirujano, insistieron en invitarlos a Elliot, Emma y ella a celebrar su cumpleaños en su casa, junto a la familia de Maureen. Un almuerzo tardío a las tres de la tarde y en la noche apreciar la bella vista de Brooklyn desde la terraza. Emma había estado renuente a la idea de ir ahí y expresó abiertamente su inconformidad al respecto ya que era la primera vez que compartirían con la familia de las hijas de Elliot. Los gemelos, Eli y Kathy estaban en la playa con Bernie por lo que a Kathleen le pareció el momento ideal para que su esposo y cuñado conocieran a su nueva cuñada y los niños a su nueva tía.
—Todavía estamos a tiempo para regresar a Manhattan —dijo Emma cruzada de brazos—. ¿Se dañó el auto y debemos quedarnos en casa? Podemos decir eso e ir a algún evento gratuito de la ciudad o quedarnos en casa... Oooo, ir a la fiesta a la que nos invitó la madre de Charlie.
—Emma, pasamos el puente de Brooklyn hace unos segundos —contestó ella. Bajó sus gafas de sol estilo aviador y la miró por el retrovisor.
Estaba tan nerviosa como su hija, solo trataba de no demostrarlo para que ella se relajara. Escuchó la conversación de fondo de Elliot y Emma. Su hija seguía lanzando excusas para que le dieran a Kathleen y él continuaba explicando lo bien que pasarían.
Observó de nuevo su atuendo ya no muy conforme con la elección que hizo. Un vestido largo con escote halter en color gris y degradado en las puntas, una chaqueta jean y sandalias bajas, con accesorios en blanco y negro, ya no parecía muy acorde. Le echó un vistazo a Elliot. Lucía tan guapo en su pantalón caqui y su camisa blanca, casual y elegante. Revisó el outfit de Emma por milésima vez; un overol short color negro, crop top rosa de tirantes y tenis blancos. Insistió en que era probable que la noche sea un poco fría y que lo mejor era llevar un cardigan pero la joven se negó a hacerlo.
Respiró hondo.
—Te ves hermosa —le susurró Elliot, leyendo su mente. Ella sonrió ampliamente y sacudió la cabeza, no sabía cómo hacía eso.
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Sacrificio de Amor
FanficOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...