Capítulo 139

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Una de las festividades más esperadas por Elliot había llegado, el día de Acción de Gracias. Ese año ellos serían los anfitriones de la cena. Todos los Stabler, incluido Eli, estarían en la casa de los Stabler-Benson. Maureen, Kathleen y Elizabeth se ofrecieron a llevar sus platos especiales para acompañar el pavo que prepararían Olivia y Elliot. Ella nunca antes hizo grandes cenas así que estaba algo tensa de que algo saliera mal pero ahí estaba su prometido, la personificación de la serenidad y la alegría para calmarla.

La tradición de Oliva y Emma se mantuvo y esta vez Elliot fue incluido en ella. En la mañana llevaron comida a dos refugios, para que los más necesitados pudieran tener una buena cena, y también algunas mantas y ropa de invierno para donar. Olivia había llevado a Emma desde los cuatro años para mostrarle que no todos tenían la misma calidad de vida y que debía aprender a compartir lo que tenía. Pretendía continuar haciendo lo mismo con Elle cuando creciera.

­—¡Emma! ­—Olivia la llamó desde su habitación y al no recibir respuesta caminó hacia el pasillo­—. ¡¿Emma, no regresaste a su lugar los aretes que me regaló tu padre para mi cumpleaños?! ­—se paró en el marco de la puerta de su habitación con los brazos cruzados­—. Tenías que dejarlos en su lugar.

­—¡Voy. Estoy terminando aquí! ­—contestó desde el baño.

­—Fuiste la primera en subir a arreglarte ­—buscó por su tocador y encontró lo que buscaba­—. No sé por qué te compramos un tocador si siempre terminas tu maquillaje y peinado en el baño.

­—Ya estoy lista ­—salió del baño alisando su gran suéter color gris, usado como vestido­—. Demoré porque no sabía si usar medias negras o no. Al final las escogí porque se ve mucho mejor con las botas bajas.

Emma la miró de arriba a abajo sonriendo. Sabía que estaba por decir un comentario inteligente por su atuendo aunque estaba vestida sencilla. Eligió una falda tubo de cuero, un suéter beige con cuello alto y tacones negros.

­—Cada día te ves más linda. Ya sé de donde heredé el buen gusto para vestir.

­—Tus elogios no hacen que olvide que sigues sin regresar a su lugar las joyas que te presto ­—la señaló con el índice y se colocó frente al tocador para ponerse sus aretes.

­—¡Hermosa!

­—También estás preciosa, cariño.

­—Bajemos ya o me perderé lo que queda del juego ­—se apresuró tomando su mano.

­—¿Estabas viendo el partido de fútbol americano en lugar de vestirte? ­—preguntó caminando hacia la escalera­—. Tus hermanos están a punto de llegar y tu... ­—su regaño se vio interrumpido gracias al sonido del timbre­—. Salvada por la campana.

­—Chicago Bears vs Detroit Lions, mamá. Un gran juego que ganaran los osos.

­—Eso lo veremos, cuñada ­—comentó Tom en la puerta de entrada, junto a Kathleen, Amelia y Eli.

­—¿Continuaremos hablando de fútbol americano? ­—se quejó Kathleen saludan a su padre y a Elle. Tomó en sus brazos a su pequeña hermana y besó su frente­—. Hola Liv. Cada día te ves más hermosa.

­—Gracias, Kath. Lo mismo digo.

­—Va a empezar el otro tiempo ­—informó Elliot a su yerno después de saludarlo.

Todos caminaron hacia la sala de estar, en donde el gran televisor tenía el partido en un volumen bajo.

La tensión entre Eli y Emma había disminuido, casi desaparecido. Ambos estaban aceptando la vida que les tocó vivir, gracias a la ayuda de sus respectivos psicólogos pudieran avanzar y no estancarse en sus problemas. Ahora podían mantener una conversación sin sentirse incómodos el uno con el otro.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora