Elliot y Olivia tuvieron que tomar medidas extremas con respecto a la situación de Emma en el colegio ya que se llevaron una sorpresa desagradable cuando fueron ahí el lunes siguiente para una charla con el rector. Por todas las instalaciones del colegio rodaba una especie de volante con una foto de Emma y Eli abrazados, ella vestida con el uniforme de cheerleaders y él con el equipo de baloncesto, y bajo ella una leyenda donde informaban que la pareja perfecta del año en realidad eran hermanos. A ambos les cayó como un balde de agua fría que estuvieran acosando a su hija por sus errores del pasado. Elliot estaba furioso, quería demandarlos, arrestarlos y buscar al culpable de los estúpidos volantes, en cambio Olivia tuvo que correr al baño para vomitar. La idea que lastimaran a su hija con esa información le partió el alma. Él no la dejó sola en ningún momento y se quedaron ahí hasta que se tranquilizó lo suficiente como para hablar con el rector. Sin decir una palabra antes de sentarse frente a aquel hombre, los dos sabían que Emma estaba fuera de ese colegio desde ese momento.
Con ayuda de quién menos imaginaron, David Haden, consiguieron que admitieran a Emma apenas una semana después en el colegio donde estudiaba Sam. Haden era buen amigo del rector del colegio en donde estudiaba su hijo por lo que no les fue difícil matricularla un mes después de iniciar clases extras. Era un gran cambio para Emma, sin embargo, era la mejor opción que tenían.
—No puedo creer que pasara por todo esto y que no nos dijera —susurró Liv dejándose caer en el sofá una vez llegaron a casa del nuevo colegio. Emma había viajado con Alex a Washintong D.C para despejar su mente un poco antes de empezar a adaptarse, una vez más, a una institución, maestros y compañeros.
—No quería preocuparnos o no sabía cómo decirlo —contestó sentándose a su lado y rodeándola con su brazo—. Ahora solo nos resta apoyarla como hemos venido haciendo.
—Y convencerla que nosotros estamos para preocuparnos por ella y cuidarla, no al contrario.
—Encontraremos un equilibrio, cariño.
—¿Cuándo? En serio no creí que esto pudiera seguirla lastimando —limpió sus lágrimas y respiró hondo—. Si solo...
—¿Qué?
—Nada. Olvídalo.
—Liv... —tomó su barbilla para que sus miradas se encontraran.
—Lo siento. Soy una persona horrible por desear que sea verdad lo que sospecho y...
—No eres una persona horrible, cariño —besó su sien y se aferró a su abrazo—. Sé que he evitado el tema y lo que pasó con nuestra hija hizo que me sintiera tan impotente al poder tener la solución a su sufrimiento. La verdad podría dañar terriblemente a mis hijos y a la vez quitar un peso de encima de ellos de cierta manera —suspiró—. Llevé una muestra de ADN de Eli para que nos hicieran la prueba.
—¿Qué? ¿Cuándo?
—Hoy antes de ir al colegio de Emma. Las mentiras y omisiones no nos han traído nada bueno.
—Yo... Estaré a tu lado pase lo que pase —eliminó la distancia lentamente y unió sus labios en un beso tierno y reparador de almas.
—¡Dios! Extraño esto —susurró con los ojos cerrados, muy cerca de sus labios—. No quiero perderte por mi terquedad o...
Ella se puso de pie y tiró de su mano para que se levantara también. Sin soltar su mano lo guió a la habitación que ambos compartían.
—Te amo, Ell. Sin condiciones o restricciones.
—Te amo tanto, Liv.
Se besaron nuevamente. Más lento, cálido, lleno de amor y esperanza de algo eterno. Olivia se deshizo de su corbata y sin prisa alguna desabotonó su camisa hasta que pudo pasar sus manos por los fuertes hombros de Elliot y arrojarla al piso, lejos de su camino. Él se tomó su tiempo desvistiéndola. Hace semanas no tenían ese contacto tan íntimo. Semanas sin tocarse de esa manera. Semanas sin poder sentir esa conexión y esa magia al ser uno solo mientras hacían el amor.
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Sacrificio de Amor
FanfictionOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...