Capítulo 56

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Elliot y Amanda se dirigían a la estación para tomar sus cosas y poder ir a casa. Ya habían informado a la Capitana que no obtendrían nada de la presunta víctima ese día ya que estaba sedada y que el esposo no se había mostrado violento. Preguntaron a unas cuantas enfermeras si reconocían a la víctima y dijeron que la semana anterior había estado en emergencias también. Olivia les ordenó regresar y que mañana a primera hora le dieran seguimiento. Elliot estaba ansioso por llegar y verla ya que no tuvieron oportunidad de hablar durante el día. Se imaginaba que había discutido con el fiscal y él solo quería estar para ella. Lo de antes en la sala de archivos había sido un arrebato, sólo se dejaron llevar por el deseo y fue duro con ella. Estaba cansado de eso, ansiaba poder hacerle el amor. Tomarse el tiempo suficiente para besar cada parte de su cuerpo. Acariciarla. Hacerle entender cuanto la amaba y que quería pasar el resto de su vida juntos...

La mayoría ya se había ido cuando llegaron a la estación. El único que permanecía ahí era Carisi el cual se levantó con las cosas de su esposa apenas los vio ingresar en la unidad. Él caminó rápidamente a la oficina de Liv rogando porque aún estuviera ahí.

—Hola —saludó desde el marco de la puerta. Ella no levantó la mirada y continuó guardando sus cosas en su bolso—. Me alegra encontrarte aquí todavía.

—Puedes hacer como si no —murmuró, estaba furiosa con él por todo pero más lo estaba con ella por hacer estupidez, tras estupidez cuando estaba a su alrededor.

—No hablamos y...

—No quiero hablar contigo. De todas las personas en el mundo eres con la que menos quiero hablar. 

—Olivia... —cerró la puerta detrás suyo—, quería disculparme por eso...

Ella frenó de golpe lo que hacía y se preguntó qué demonios pasaba. Elliot Stabler no hacía eso. Él simplemente no se disculpaba así como así...

—¿Disculparte?

—Liv, fui brusco... un salvaje. Yo no debí...

—No dije que no... —susurró y empezó a caminar a la salida, quería volver a empezar el día.

—Yo no quiero esto para nosotros. Odio este juego infantil en el que estamos —tomó su brazo impidiendo que saliera.

—No estoy jugando —le dio su mirada y él supo que no debía seguir presionando.

—No voy a dejar que sigas con lo mismo... por el bien de ambos.

—A ti no te importa el bien de otra persona que no seas tú —resopló.

—Sabes que eso no es cierto —tomó aire y pasó una mano por su rostro—. Lo que pasó en la sala de archivos...

—No dije que no pero no debió pasar. ¡No puedo creer que me dejaras una marca en el cuello!

—¿¡Qué?!

—¡Arruinaste todo como siempre! —gritó, sólo le quedaba sacar su ira en su contra. Eso era lo que mejor sabían hacer, era su defensa para no sentirse vulnerable—. Pareciera que disfrutaras desbaratando mi vida.

—Olivia, no sé de qué demonios estás hablando —contestó frustrado. Lo menos que quería era gritarle y continuar con su pelea. Antes se hubiera dejado llevar por ello pero ahora era diferente, no la quería perder de nuevo.

—¿No sabes? Nooo, tú nunca sabes nada —cerró sus ojos, sintiendo cómo se empezaban a amontonar las lágrimas, dispuestos a salir—. Tenía un hombre bueno a mi lado. Uno que me amaba. Me respetaba. Me estaba dando tiempo para aprender a amarlo y ¡arruinaste todo!

—¿El fiscal es el hombre al que quieres amar? El amor no es algo que se aprende, es algo que se siente aquí... —señaló su corazón y dio un paso hacia ella—, ¿hasta cuándo te seguirás engañando?

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora