Capítulo 83

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Elliot no podía creer lo que estaban viviendo. Era obvio que la responsable de todo era Kathy. No sólo porque había sido la última en estar con Olivia minutos antes que se fuera la energía si no también porque parecía haberse esfumado y una persona inocente no desaparece de la noche a la mañana. Una patrulla había ido por ella a Queens y a las casas de sus hijos, preguntaron por ella a los vecinos y a ellos mismos y nadie sabía nada. Sus hijos llamaron, enviaron mensajes pero él no pudo responder a ninguna de sus preguntas. ¿Cómo decirles que su madre había intentado matar a Olivia? Ni siquiera sabía si había quedado en un intento ya que ningún doctor salía a darle respuestas. 

Había dado la orden para que una patrulla fuera por Emma a su departamento para ponerla a salvo y le pidió a Alex que no se separara de ella por nada del mundo. Suponía que la idea de él teniendo una hija con Olivia era lo que había terminado de desequilibrar mentalmente a su ex y no quería a Emma en medio del torbellino que él había desatado.

¿Cómo es que había estado a su lado tantos años y nunca se dio cuenta de las atrocidades que era capaz de cometer? ¿Cómo no se dio cuenta del estado mental de Kathy antes de gritarle que tenía una hija con el amor de su vida? ¿Cómo es que la había elegido, haciendo a un lado lo que sentía por Olivia? ¿Cómo fue tan imbécil al poner al amor de su vida como centro de odio de su ex?

En la ambulancia su frecuencia respiratoria seguía descendiendo y sus signos vitales caían cada vez más desde que salieron de la estación. Él sólo podía rezar para que llegara al hospital y pudieran salvarla.Los doctores fueron informados y los esperaban en la entrada de emergencia con el equipo necesario para estabilizarla, practicarle los exámenes necesario e intervenirla quirúrgicamente si lo requería.

—¿Cómo está ella? —una voz resonó en la sala de espera. Él levantó la mirada del piso y enderezó su postura para ver a la dueña de esa voz, su hija. Tenía los ojos y la nariz rojas debido al llanto—. ¿Ella...

—No —negó con un movimiento de cabeza. Miró a Alex y ella se encogió de hombros, no podía negarse a llevarla al hospital y él en el fondo lo sabía.

—De ninguna manera iba a ir a su departamento cuando mi mamá está aquí.

—Lo sé —respiró hondo y pasó una mano por su rostro—. No me dijeron mucho. Sólo que... tenía que esperar —dio dos pasos hacia a ella y ella retrocedió, extendiendo la palma de su mano para que no continuara acercándose—. Cariño.

—¿Cómo... cómo es que terminaste casado con esa psicópata? —preguntó luego de un largo silencio. Su tono de voz indicaba la rabia que retenía y que en cualquier momento dejaría escapar—. ¿Cómo la elegiste en lugar de mi madre? ¡¿Cómo demonios pusiste a mi madre como su blanco?! —el tono de su voz iba escalando mientras se acercaba a él—. Si le pasa algo... Si ella... ¡Todo esto es tu culpa!

—Emma... —Alex la detuvo y puso su mano sobre su brazo—, esto no nos ayuda en nada.

—Qué él esté aquí tampoco —retrocedió. Miró hacia la puerta de la sala de espera y él siguió su mirada, una enfermera y un guardia habían acudido por los gritos—. Lo más probable es que la psicópata de su ex venga a terminar lo que empezó y a buscarlo.

—Liv va a estar bien y a ella ya la están buscando —susurró abrazando a su hija y ésta rompió en llanto—. ¿Por qué no vas a la cafetería a tomarte un café, Elliot?

—Yo...

—Ve, por favor.

Antes de salir de ahí le dio una última mirada a Alex y a su hija. Era cierto, él era tan responsable como su ex. La rubia le susurró un "lo siento" y él sólo pudo asentir como respuesta. 

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora