Capítulo 68

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Los días continuaron pasando y la verdad seguía sin ser dicha. Cada noche Olivia intentaba hablar con Elliot del pasado pero él tenía tanto miedo a perderla, a regresar en el tiempo y que los temores de ella volvieran a alejarlo, que interrumpía o cambiaba de tema para que ella no siguiera por esa línea.

Llevaban más de dos meses viviendo en el paraíso y él no quería renunciar a eso. Había tenido un maravilloso día de acción de gracias, en la mañana con sus hijos y en la noche con Olivia y Emma. Para navidad, que era dentro de unos días, también tenían el mismo plan. Él ya había conversado con sus hijos sobre eso y había mantenido una larga discusión al teléfono con Kathy por quedarse en su casa con Olivia y su hija y no ir a Queens como todos los años a compartir con su "verdadera familia", palabras de su ex. Elliot sentía que nada podría arruinar su felicidad y le importó poco lo que Kathy pensara, sólo le importaba que sus hijos lo aceptaban y ellos lo hacían.

Ansiaba poder salir y caminar mucho más de dos cuadras para poder visitar con ellas el Centro Rockefeller, ver el inmenso árbol con todas esas luces encendidas creando un ambiente mágico. Quería que todo lo que había podido hacer con sus hijos años atrás, compartirlo con ellas y para eso necesitaba el diagnóstico de su salud. Su doctora había tenido que salir de la ciudad por temas personales y pospusieron su cita.

Por fin había llegado ese viernes y los planes habían cambiado una vez más. La cita médica que tenía con la doctora Turner había sido programado para ese día después de varias semanas esperándola. Tenía muchas preguntas y peticiones para que sus restricciones bajaran. Iba decidido a que le den el alta por completo y poder regresar a trabajar lo antes posible. Sus hijos se habían ofrecido a llevarlo pero él se había negado y les agradeció por la preocupación, ya que Olivia sería la que lo acompañaría.

—Amo que seas la jefa —entrelazó su mano a la de ella.

—¿Sí? ¿Por qué?

—Puedes salir cuando quieras del trabajo para acompañar a tu novio a lugares.

—¿Novio? —rió y negó con un movimiento de cabeza—. Hasta donde yo sé, no me lo has propuesto... y creo que estamos grandecitos para eso de novios.

—Es cierto. Tengo la cabeza fuera de lugar.

Se paró en mitad del estacionamiento del hospital, les había sido difícil encontrar lugar a esa hora de la tarde y se habían estacionado algo lejos de la entrada. Ella iba a regañarlo porque si demoraban un poco más llegarían tarde a la cita pero se sorprendió tanto al verlo hincado sobre su rodilla izquierda, con una amplia sonrisa en su rostro.

—¿Me concederías el honor y privilegio de ser mi novia? Eso me haría el hombre más dichoso del universo.

—Ell...

—Sólo puedes responder de dos formas —dijo y siguió hincado sobre una de sus rodillas a pesar de los esfuerzos de ella por levantarlo—. Un sí o un sí. ¿Qué dices?

—Digo que te tienes que poner de pie.

—Primero la respuesta, mi amor.

—Mmmm... —soltó una pequeña carcajada al ver el puchero que había puesto, intentando obtener una respuesta positiva—. Sí. Ahora ponte de p... —él se paró de un salto, la abrazó y la levantó del suelo para darle vueltas—. ¡Ell, bájame! ¡Elliot no puedes levantar peso!

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora