Capítulo 106

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Olivia salió de su oficina dispuesta a dejar atrás su frustración por tener a Elliot tan lejos. Vio a una mujer sollozando, sentada en el escritorio de Rollins. Suspiró. Definitivamente el trabajo le estaba dando la bienvenida por partida doble y por lo menos uno de sus casos del día no había terminado con alguien muerto.

Se acercó al escritorio de Fin y él le sonrió.

—¿Tienes algo para mí?

—Sí. Melinda o su asistente, no lo sé, nos debe estar esperando en la escena del crimen —informó levantando las llaves del auto de Fin de su escritorio, recibiendo una mirada de confusión de su parte—. Te toca conducir.

—Capitana... —escuchó la voz del Teniente Murphy detrás de ella—, tengo entendido que está haciendo trabajo de escritorio. No tiene su arma y...

—Tengo mi placa y sólo voy a ir a una escena del crimen —dijo con firmeza sin opción a que alguien objete algo—.  El sargento Tutuola y yo nos haremos cargo. Carisi tiene que ir a la corte por lo que escuché y cuando termine ayudará a Rollins con el caso que tiene ahora —agregó mirando hacia el escritorio de la rubia.

Él sólo asintió y Olivia sonrió un poco por haber ganado esta vez, sabía que muy pronto no podría salir de ahí a ninguna escena del crimen por más que hubieran mil policías a su alrededor y fuera un área segura.

Miró a Fin y él se puso de pie al instante no muy feliz por su decisión de salir. Todos habían estado muy preocupados por su salud y tenían claro que debía tomar las cosas con calma.

—Has demorado varios minutos en decir que no estás de acuerdo con que este en una escena del crimen —dijo Olivia una vez estuvo dentro del auto de Fin con el cinturón de seguridad puesto.

—Eres la jefa —contestó mirándola de reojo. 

—¿Hay un pero?

—Pero deberías tomar las cosas con calma —agregó y la miró brevemente mientras encendía el auto—. Me alegra que estés devuelta. Benson regresó a patear traseros por lo visto.

—Me costó mucho el permiso para estar devuelta. Lo tomaré con calma, Fin —sonrió—. Gracias por preocuparte por mí.

—Me preocupo por mi familia, Liv, no tienes que agradecerlo. 

Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. Sus hormonas haciendo de las suyas de nuevo. Era tan emocional últimamente y después del desastre de fin de semana que había tenido, todavía más. No podía dejar de pensar que a pesar de todo, cuando ingresó a Víctimas Especiales tuvo una familia y que la dejó atrás hace quince años. No pasó un día en que no se arrepintiera por esa decisión.

Ambos mantuvieron un silencio bastante cómodo todo el trayecto a la escena del crimen, una lavandería industrial en el centro de la ciudad. Fue una suerte que no tardaran en llegar ahí ya que el tráfico en esa zona era de locos a esa hora de la mañana. Fin estacionó el auto, ella bajó y empezó a ponerlo al día con la poca información que había recibido del caso. Al ingresar ahí lo único que pudieron ver fue sábanas por doquier, los clientes de ese lugar eran la mayor parte de los hoteles de New York. El lugar había sido acordonado ya y varios de escena del crimen estaban ahí tomando fotos y recolectando evidencia.

—¿Qué tenemos? —preguntó Olivia en tono profesional después de que ella y Fin saludaran—. Hola Melinda —saludó con una gran sonrisa a la médico forense que al escuchar su voz había levantado su cabeza de la gran lavadora en la que había caído su víctima hace solo una hora.

—Como diez mil sábanas y un cadáver —contestó devolviendo la sonrisa y señalando el lugar donde había estado mirando—. Que gusto tenerte de vuelta, Olivia.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora