Sacrificio de Amor

Capítulo 61

El día padre-hijo de Elliot y Eli había terminado abruptamente por una llamada después del almuerzo. Su corazón palpitó muy rápido cuando vio el nombre de Liv en la pantalla de su celular. Se desilusionó al escuchar que no era nada personal aunque estaba muy feliz de no esperar al lunes para verla. Se molestó un poco por no poder cumplir con sus planes con su hijo pero el trabajo lo requería y estaba seguro que no interrumpirían su día libre si no fuese importante.

Condujo hasta Queens para dejar a Eli ya que no sabía cuánto tiempo le tomaría el caso y no lo iba a dejar solo en su departamento. Algo le decía que no se desocuparía en unos cuantos días.s días. En el camino conversaron un poco más sobre el colegio, su novia y su participación en el equipo de baloncesto. El torneo iba a ser dentro de unas semanas así que sus entrenamientos aumentaban.

—¿Te voy a ver al entrenamiento del jueves y cenamos? —preguntó Elliot apenas estacionó frente a su antigua casa.

—Esta bien. Te esperaré, papá —sonrió y miró hacia su casa con temor a que su madre los viera. Lo mejor era que su padre se fuera antes de que su madre saliera y se sumergieran en una gran pelea—. Creo que es mejor que te vayas al trabajo.

—Lamento que el trabajo arruine nuestro día juntos —miró en la misma dirección que su hijo, reprochándose el hecho de que él tuviera que preocuparse por la relación tan tensa que tenía con Kathy—. Este fin de semana...

—Entiendo papá, en serio. No te preocupes por mí... tampoco deberías hacerlo por ella —suspiró y vio que su madre abría la puerta de su casa—. Seguro se le pasa.

—¿Te dijo lo que pasó ayer?

—¿Que la sacaste a la fuerza de tu trabajo?

—Eso no fue...

—Papá, tranquilo. Sé que debió hacer algo para que lo hagas —conocía demasiado bien a su madre y sus peleas por celos. Abrió la puerta y tomó su mochila—. No te debió dejar más opción. Los conozco a ambos.

—Lamento que tengas que presenciar esto. Lo solucionaremos.

—Lo sé. Espero que puedan atrapar al malo —sonrió antes de bajar del auto.

—Te amo hijo.

—Yo igual papá. Nos vemos el jueves.

Elliot exhaló fuerte y encendió el auto otra vez para poder salir de su viejo vecindario cuanto antes.

La escena del crimen era un campo de batalla con tantos oficiales, técnicos, forenses, etc. Estaban en nada más y nada menos que la casa de un Juez de New York, el mismo que había llevado más de uno de sus casos. En la habitación de su domicilio, sobre su cama, yacía el cuerpo de una mujer. La víctima no había sido identificada aún y el juez, Warren Barela, aseguraba que no la conocía.

Elliot se acercó a Melinda que revisa el cuerpo junto con el otro forense para informarse un poco más de la víctima. Cuando vio su rostro un escalofrío recorrió su cuerpo. La mujer tendida sobre esa cama era demasiado parecida a Olivia en sus primeros años en la unidad.

—¿Liv la vio? —preguntó Elliot mirando hacia su alrededor, buscando algo que llamara su atención y por supuesto que buscándola a ella.

—Sí. Llegó aquí primero —contestó Melinda mirando lo tenso que él se había puesto y regresó su mirada a la víctima—. Veo que también te recuerda a alguien.

—No puede ser una casualidad. Conocemos al juez... hemos trabajado con él —dio la vuelta alrededor de la víctima—. Quizás pueda ser algo relacionado con Olivia.

—Esto no tiene que ver conmigo —dijo Liv con firmeza mientras se acercaba a la víctima para obtener algo más de los forenses—. Fin y Carissi ya están investigando quién podría ser nuestra víctima y cómo llegó aquí. El Juez Barela va para el hospital porque tuvo una descompensación así que lo interrogaremos más a fondo después de eso.