Capítulo 3

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Jueves, tenían menos cajas en media sala, en la entrada, en las habitaciones o en el que sería el estudio de Olivia. Empezaba a parecer más un departamento decente que un campo de batalla. El lunes empezaba su madre a trabajar y ella empezaba clases el siguiente lunes. Estaba ansiosa por conocer la ciudad y su madre no podía acompañarla ni dejaría que ella saliera sola así que quería aprovechar al máximo los días que ella estuviera de "vacaciones".

Amaba la gimnasia olímpica y le pidió a su madre que la inscribiera en una escuela que quedaba cerca del precinto donde trabajaría ella. Empezaba el mismo día lunes que su madre se incorporaba al trabajo pero la entrada era en la tarde y su salida a la misma hora que salía ella del trabajo. A Olivia la tomó por sorpresa que escogiera una escuela tan cerca del precinto pero sabía que su hija era inteligente y que si se había decidido por esa era porque no quería un no por respuesta.

La joven había preguntada varias veces desde que llegaron a la ciudad que día irían al cementerio y Olivia decidió que ese sería el día. Era difícil para ella volver al cementerio después de 15 años pero Emma había insistido tanto que no lo podía seguir posponiendo. Antes de mudarse a Chicago había ido a llorar a la tumba de su madre y a pedirle que no la dejara sola en la nueva travesía que tenía por delante.

Olivia pensaba en ese último día en el cementerio mientras se vestía. Escogió un pantalón negro, una blusa café clara, un suéter negro y tomó sus gafas. Salió de su habitación para esperar a su hija. Emma salió minutos después vestida con un jean negro roto, una camiseta blanca con negra y un suéter gris.

—¿Nos vamos? —preguntó Emma sonriendo y poniéndose su bolso.

—Recuérdame comprarte ropa porque tus jeans ya no sirven para nada —bromeó Liv y salió del departamento riendo sin que se diera cuenta su hija.

—Me los regaló tía Alex.

—Recuérdame decirle a Alex que te regale ropa que no haya sido juguete de algún tigre.

—Están lindos —se quejó la joven frunciendo el ceño. Olivia echó a reír por la cara de su hija—. Muy graciosa Capitana.

—¿Quieres ir en taxi o en metro? 

—Metro. Así me muestras como funciona ya que el lunes caminamos, martes tomamos taxi y ayer caminamos y después tomamos un taxi.

Tardaron 25 minutos en llegar a la parada que las dejaba cerca del cementerio. Emma iba atenta a todas las paradas y las empezaba a memorizar así como las líneas que llegaban hasta su nuevo barrio por lo que iba en absoluto silencio mientras a su madre no la dejaban en paz sus pensamientos y miedos.

"Creo que no fue buena idea regresar. Debí aceptar que me enviaran a cualquier otra ciudad. No quiero encontrarme con él y se me ocurrió regresar. Está claro que me lo voy a encontrar en algún momento porque el destino juega conmigo y mis sentimientos siempre. Lo que menos quiero es que Emma sufra y no estoy segura si pueda evitarlo en esta ciudad." Pensaba Liv jugando con sus manos.

—Tierra llamando a mamá. ¡Mamá te estoy hablando! —repitió Emma pasando sus manos frente al rostro de su madre para que le prestara atención.

—Lo siento cariño —contestó Liv acariciando la mejilla de su hija—, ¿decías?

—¿Todo bien? Si quieres podemos ir a otro lado. Esta bien si no quieres ir al cementerio.

—Estoy bien, linda. En la siguiente parada nos bajamos.  

—Parecía que estabas en otro mundo y que seguramente nos pasaríamos de parada.

—Ya ves que no. Ven —dijo tomando su mano y caminando hacia la salida—, si nos quedamos sentadas es probable que no bajemos a tiempo.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora