Capítulo 110

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Tanto Olivia como Elliot se quedaron en completo silencio escuchando todo lo que la doctora les decía. Su frecuencia y ritmo cardíacos eran adecuados, sus movimientos activos, el líquido amniótico normal pero seguía el problema de su muy bajo peso y creía que se debía a la anemia de la que hace tan solo unas semanas se había recuperado. Los resultados de los exámenes de sangre que le practicaron hace unas horas estuvieron en su escritorio en un tiempo récord ya que pidió prioridad para sus muestras.

Olivia levantó la mirada hacia Elliot, cargada de pánico y preocupación. Agradecía al cielo que Elliot hubiera podido acompañarla porque no podría soportar todo lo que estaba escuchando de la doctora estando sola.

—La prueba que recomiendo realizarte se llama cordocentesis —explicó y el corazón de Olivia empezó a latir mucho más rápido que antes—. Consiste en extraer con una jeringa, sangre del cordón umbilical. El procedimiento se realiza en menos de una hora y tendremos los resultados en tres días como máximo. Recomiendo realizar esto por tu edad, Olivia y por todo lo que he venido relatando hasta ahora. Descartaremos cualquier enfermedad o anomalía genética que pudiera tener el fe...

—Se suponía que estaba bien —dijo Elliot con preocupación.

—Me recuperé de la anemia —susurró Liv, mirando su barriga—. Acabas de confirmarlo.

—Lo hiciste y quiero asegurarme que tu bebé también.

—¿Cuáles son los riesgos? ¿Existen riesgos? —preguntó él sujetando fuerte la mano de Liv.

—No voy a mentirles. Existen riesgos de un aborto o parto prematuro —respondió intercambiando miradas entre ambos.

—Tengo dieciséis semanas. La bebé no podría sobrevivir si algo sale mal.

—No lo recomendaría si no lo creyera necesario pero es decisión de ustedes.

—Ya lo ha hecho antes —ella clavó su mirada en la doctora y recibió un asentimiento—. ¿Cuántos... cuántos abortos ha ocasionado hacer esto?

—Existe entre un 2 a 6% de riesgos. Las veces que lo he realizado no he tenido inconvenientes con mis pacientes.

Ellos asintieron. Sabían que la doctora intentaba quitarles su preocupación pero seguían sintiendo que un 6% era demasiado. La doctora les dijo que les daría tiempo para discutirlo así que salió del consultorio. Ninguno de los dos dijo una palabra hasta que Liv empezó a llorar y Elliot rápidamente se arrodilló a su lado.

—Te lo dije. Todo iba demasiado bien para ser verdad —susurró cubriendo su rostro con sus manos—. Hace unos días me decidí a comprarle ropa y ahora...

—Cariño... Shhh... Ella está bien —puso sus manos sobre su barriga con delicadeza—. Nada le va a pasar. Escuchaste a la doctora.

—Soy demasiado viaja para esto, Ell... lo sabía.

—Olivia, no eres vieja y la bebé estará bien —aseguró tomando sus manos. Él estaba dando todo de sí para no quebrarse por más aterrado que estuviera.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó poniéndose de pie de forma precipitada lo que le ocasionó un mareo.

—¿Estás bien?

—No. No estoy bien. ¡Ninguna maldita cosa esta bien!

El soltó suavemente su brazo que había tomado creyendo que se desmayaría. Sabía que las cosas no habían sido fáciles para Olivia y que toda esa información la estaba rebasando pero él estaba ahí para ella esta vez.

—Lo siento —susurró acercándose a la pared para apoyar su espalda.

—No hay problema. Liv, sé que en este momento no puedes creer lo que digo pero estoy tan seguro de eso —tomó sus manos y las llevó a sus labios—. Ella es una luchadora igual a su madre.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora