Capítulo 125

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Elliot se hizo a un lado para dejar pasar a un doctor y varias enfermeras que corrieron por el pasillo del hospital. Caminaba un poco distraído pensando en que se perdieron la visita del doctor en la mañana y tendría que buscarlo para que le informe de la mejoría de Olivia con lujo de detalles. Llevaba un portavasos de cartón con tres chocolates calientes para desayunar y Emma que salió corriendo del auto, una vez lo estacionó, llevaba las donas. Tardaron en llegar al hospital porque ella había insistido en pasar por la cafetería favorita de su madre y ella, la cual estaba muy llena todas las mañanas. 

Prestó atención a lo que decía una de las enfermeras por el parlante, necesitaban al doctor Martin en una habitación. Entró en pánico cuando escuchó el número de la habitación de Olivia. No era una equivocación porque al que llamaban era su doctor. Dejó botado el portavasos con sus bebidas en el puesto de enfermeras y corrió por el pasillo que lo llevaría a Olivia.

—No me pueden sacar. ¡Déjenme verla! ¡Quiero estar con ella! —Emma gritaba mientas era sacada por una de las enfermeras—. ¡Mamá! ¡Necesito verla!

—¡Emma! —Elliot alcanzó a su hija antes de que se dejara caer contra la puerta cerrada de la habitación de Olivia.

—Papi, no me dejan entrar. Quiero verla —lloró contra su pecho—. No puede morirse. Ella estaba bien. Me sacaron de ahí dentro y necesito estar con ella.

—Shhhh, cariño —frotó círculos en la espalda de su hija para tranquilizarla. Besó su frente. Tragó un nudo que se formaba en su garganta e hizo lo posible para no llorar—. Ella va a estar bien. Vamos a llevarla a casa pronto.

—Todo es mi culpa.

—¿Cómo podría ser tu culpa, cielo? Claro que no. 

—Estaba tan enojada que no me di cuenta... Pero Elizabeth no debía estar ahí.

—¿De qué...?

Dio una mirada rápida detrás de él y dejó de hablar al ver a su otra hija ahí, apoyada contra la pared. Lloraba en silencio. Su mirada se encontró con la de él y solo pudo ver angustia en esa mirada que siempre le daba alegría. No pudo preguntar lo que había sucedido ahí dentro. Lo único que le importaba en ese momento era que el doctor saliera y les asegurara que Olivia estaba bien. Estiró su mano para que Elizabeth se acercara y poder abrazarla. Ella la tomó, sin embargo, no se unió al abrazo, Emma la odiaba más que a nadie en el mundo.

Los minutos se hicieron eternos. Enfermeras entraban y salían de la habitación. Ninguna les dio información y su paciencia estaba llegando a su límite. El doctor se acercó solo para decir que Olivia estaba bien pero que debían trasladarla para practicarle unos exámenes. Él no quiso responder más preguntas hasta tener los resultados de las pruebas que necesitaba que le hicieran a su paciente. Emma casi enloqueció al ver que se llevaban a su madre en la camilla, sin dejar que ellos se aseguraran de lo que les había dicho el doctor.

Todos los Stabler habían llegado a la sala de espera, excepto Richard y Eli, este último por obvias razones. Esperaron respuestas en profundo silencio, cada uno inmerso en sus pensamientos. Tardaron casi una hora y treinta en recibir noticias. El doctor entró ahí y se colocaron alrededor de él con rapidez. Empezó a explicarles, lo más claro posible, lo que había sucedido con Olivia y en general sobre su situación actual.

Arritmia por ansiedad.

Esas tres palabras no podían salir de la cabeza de Elliot. El doctor dijo que no era grave y que lo superaría con el debido tratamiento pero eso no lo tranquilizaba, el amor de su vida estaba sufriendo y no podía hacer nada al respecto. Él había dicho que todo lo que tenía Olivia era debido al estrés y la ansiedad que tenía. Sabía a la perfección cuál era la causa por lo que solo empeoró su sentimiento de culpa. El doctor Martin dejó claro que si ella no ponía de su parte, podía tener graves consecuencias para su embarazo.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora