Capítulo 59

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—No te prometo que será fácil porque sería un mentiroso si lo hiciera. Tenemos un carácter de mierda los dos y seguramente vamos a discutir una que otra vez... pero nada de eso va a cambiar lo que siento. Te amo tanto y eso no se me va a quitar de aquí —puso su mano derecha, junto a la suya, sobre su corazón—, nunca. No quiero que corras y te alejes más de mí. Quiero que me digas lo que sientes. Que recibas mi corazón porque te lo estoy dando, eres la dueña desde hace demasiado tiempo que ni siquiera recuerdo una fecha exacta. Quiero casarme contigo. Vivir contigo. Envejecer contigo. Demostrarte mi amor cada día...

—No quiero correr más —lo atrajo hacia ella para abrazarlo. Se aferró a sus brazos con fuerza. Ambos aspiraron el aroma del otro y suspiraron—. Quiero todo eso contigo. Siempre lo he querido con toda mis fuerzas, más que a nada —sollozó, mojando su camisa. Él besó su cabello y rodeó su cuerpo con sus brazos todavía más—. También te amo y quiero ser feliz contigo.

Ambos se quedaron en silencio. Se sentaron en el sofá abrazados. Él acariciando su espalda baja de manera tierna, relajándola. Ella con su cabeza sobre su pecho, muy cerca de su corazón, y su mano derecho rodeándolo. Por fin habían puesto en palabras todos sus sentimientos. La paz y la liberación los envolvieron pero también el miedo a que no durara para siempre, el miedo a hacerse daño, miedo a que no funcionara aquello que tanto habían anhelado.

—Ella tiene razón en algunas cosas —murmuró Liv, sus pensamientos regresaron a Kathy—. Si no hubiera ingresado a trabajar en Víctimas Especiales todavía estuvieras casado.

—No es así —aseguró rápidamente. No quería que la conversación se volviera en torno a su matrimonio fallido, eso sólo haría que retrocediera.

—Elliot... —ella le dio una mirada desaprobatoria. Se alejó un poco de él, atrajo sus piernas a su pecho y las abrazó.

—No sabemos eso, Liv. Que no funcionara no tiene que ver contigo... no del todo.

—Siempre intenté que llegaras a casa a tiempo y que compartieras con ellos más. Nunca fue mi intención...

—Y no hiciste lo contrario. No podemos gobernar nuestros sentimientos —cubrió su rostro con sus manos y respiró profundo—. Ya no sentía nada por ella. Lo intenté. Dios sabe que lo hice pero ya no la amaba. Fue el conjunto de todo. Éramos personas diferentes. Ni siquiera puedo asegurar que me hubiera casado con ella si no la hubiera embarazado. Toda mi vida cambió y sólo tuve que aceptar mi nueva vida.

Olivia se sorprendió de escucharlo hablar de ello abiertamente. Nunca se hubiera imaginado que él aceptara que nada de lo que vivió era lo que había elegido.

—No quiere decir que no ame a todos mis hijos pero debí hacerlo diferente —continuó, era la primera vez que se sinceraba con ella y que confesaba lo que había cruzado por su cabeza tantas veces.

"Sus hijos. Ellos me odiarán o me odian igual que lo hace Kathy. Separé a sus padres y tuve una hija con él."

—Ellos no te odian si es que lo estás pensando —ella levantó su mirada y él le sonrió, había dado en el clavo—. Son adultos y han dicho más de una vez que me quieren ver feliz. Tú me haces feliz —besó su nariz—. Siempre he pensado que mi vida hubiera sido diferente. Quizás ni sería policía...

—Si no lo hubieras sido no te hubiera conocido.

—Creo que sí —se acercó a ella y acarició su mejilla—. Creo que estábamos destinados a encontrarnos. Eres mi alma gemela. Aunque suene muy cursi y un cliché.

—Me gusta este lado romántico —murmuró. Sentía como si mariposas volaran dentro de su estómago. Nunca había visto ese lado de Elliot y desde que regresó había sido una cosa tras otra.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora