Elliot consiguió los mejores puestos para ver el juego. Estaban en primera fila y Emma estaba tan entusiasmada por estar conociendo el lugar y porque iba a jugar su equipo favorito. Se había puesto los regalos de Elliot y no dejaba de hablar de los juegos en los que habían competido antes los Knicks contra los Chicago Bulls.
Emma y Elliot hablaron y gritaron alentando a su equipo durante todo el juego, en cambio Liv estuvo callada y pensativa. La joven a se dio cuenta de su decaimiento y que la miraba cada tanto así que se lo dijo y ella cambió su actitud por completo, no quería que su hija sospechara algo. Durante la segunda parte del juego una Olivia Benson muy distinta estaba con ellos, riendo y gritando cada que los Knicks hacían una canasta.
El juego estuvo bastante reñido y por sólo unos puntos los Knicks ganaron. Emma regresaba con cara larga al auto, caminando delante de Elliot y Olivia. Ellos riendo y con una gran sonrisa recordando el partido y comentando las canastas que habían hecho los jugadores. A lo lejos la gente podría creer que eran una familia, en la cual los padres no le supieron pasar sus influencias a su hija adolescente sobre baloncesto.
—¿Dejarán de hablar del juego? —preguntó Emma cruzada de brazos al llegar al auto.
—Debiste quedarte con mi bufanda —dijo Liv riendo.
—¡Ja! Nunca me pondría esos colores. Además los de Chicago ganaron el juego anterior y el anterior a ese —comentó la joven alzando una de sus cejas.
Elliot se puso a su lado y se cruzó de brazos al igual que ella.
—Liv, ¿quieres recordarnos quien está arriba en la tabla de posiciones? —preguntó y alzó una de sus cejas.
—Todavía no se termina la temporada —refutó Emma haciendo el mismo gesto de Elliot de forma inconsciente.
Olivia tuvo dos par de ojos, tan azules como el cielo, clavados en sus ojos cafés que no supo qué decir. Dio un paso hacia atrás y quiso dejar sus lágrimas salir. Tenían la misma mirada y los mismos gestos. ¿Cómo era que Elliot no se daba cuenta aún? ¿Cómo era que no se le pasaba por su mente preguntar sobre ello? ¿Cómo era que al mirar a su hija no veía algo de ella en él? ¿Cómo era que ella seguía permitiendo ese tipo de acercamientos cuando sabía perfectamente que de la verdad no saldría nada bueno para nadie? Su verdad estaba condenada a seguir con una mentira porque simplemente no se creía capaz de explicar cómo había pasado todo y no quería hacer pasar a su hija por ello.
Sintió su celular en su bolsillo sonar y dio gracias al cielo internamente. Se alejó un poco y contestó su llamada mientras Emma y Elliot discutían sobre los juegos anteriores de ambos equipos. Alex había leído uno de los tantos mensajes que ella le había dejado durante la primera parte del juego. Llamó justo cuando más necesitaba alejarse de Elliot y su hija porque si seguía delante de ellos no seguiría conteniendo las lágrimas.
Alex intentó calmarla por unos minutos hasta que Emma empezó a impacientarse y hacerle señas a su madre que tenían que irse. La joven y Elliot habían elegido a qué restaurante ir a comer y querían que Olivia opinara al respecto.
—¿Quieres ir a casa ya? —preguntó Emma bajito antes de que pidieran el postre. Su madre apenas había tocado su plato y apenas había abierto la boca.
—Sí. Es mejor que vayamos a casa —contestó sin poder seguir fingiendo una sonrisa. No quería eso para su ellas. No quería tener que fingir con su hija mientras le ocultaba la verdad sobre su origen—. Me está doliendo un poco la cabeza y ya es tarde.
—Bien. Cuando regrese Elliot del baño le decimos que no queremos postre.
—Ok. ¿Te divertiste hoy?
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Sacrificio de Amor
FanfictionOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...