Olivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...
Actualizo de nuevo porque flashee que había actualizado tres veces esta semana y porque a pesar de tener sólo 12 capítulos publicados esta historia ya llegó a Mil lecturas y aunque todos los que lean no voten estoy muy agradecida porque le dieron una oportunidad a esto.
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—Debes estar tranquilo y relajado o ella lo usará en tu contra —murmuró Emma. Estaban en la última clase del día y a unos minutos de que su madre fuera por ellos para almorzar.
—Estoy tranquilo y relajado.
—No importa, ella lo usará en tu contra hasta que te pongas nervioso.
Rió y el profesor levantó la mirada pero se hicieron los desentendidos.
—Emma, no pasa nada. Ya dije que quería conocerla —sonrió—. Tu madre es la mejor detective de todo New York y eso que regresaron hace poco.
—No inventes. ¿Vas a pedirle un autógrafo ahora?
—No —rió y se puso serio al instante—. ¿Ella sabe que mi padre es policía? —preguntó al recordar que se lo había dicho a Emma hace poco y que era probable que se lo hubiera contado a su madre.
—¿Importa?
—Claro que importa. Quiero que me conozca a mí y no que se deje llevar por lo que fue o es mi padre en la policía.
—¿Ahora si estás nervioso? —preguntó alzando una ceja divertida y él puso los ojos en blanco.
Se les hizo eterna la hora de salida a ambos. Emma iba mucho mas nerviosa que Matt, empezaba a creer que no era tan buena la idea de que su madre lo conociera.
Antes de salir del colegio le dejó claro que no quería que pensara que por presentarlo lo estaba presionando o algo por el estilo y que si lo de ellos no funcionaba pues no había problema alguno, seguirían siendo amigos. Eran jóvenes todavía y ninguno pretendía nada serio.
—Buenas tardes, señora —saludó el joven muy amable a Olivia extendiendo su mano y Emma se acercó a su madre a darle un beso y un abrazo.
—Buenas tardes —sonrió al ver la formalidad del joven. Era muy guapo también, su hija no se había equivocado al describirlo; rubio con ojos entre azules y verdes, ni ella estaba segura al igual que su hija pero podía asegurar que eran verdes—, pero no me digas señora por favor. Me subes unos 15 años más o menos. Dime Olivia.
—Como usted diga se... Olivia
—¿Decidieron qué querían almorzar? —preguntó y señaló el auto para que se subieran en el—. Puedo escoger yo. Estoy segura que los buenos lugares que conozco para almorzar en la ciudad siguen existiendo —rió.
Emma y Matt se miraron y solo asintieron a la propuesta.
A 10 minutos de la escuela estaba un restaurante italiano increíble que Olivia amaba y por el cual cruzaba los dedos para que siguiera en el mismo lugar. Al llegar les dieron una mesa para tres y después de ordenar empezó el interrogatorio.
