Capítulo 107

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Alex estaba a menos de una cuadra de la estación, observando el lugar donde podría estacionarse ya que al parecer Olivia no estaba abajo y no podía esperarla en doble columna. Miró una vez más en dirección a la estación, una rubia salió y paró un taxi. 

—¿Kathy Stabler? —se preguntó en voz alta y cuando se fijó que sí era ella se estacionó frente a la estación—. ¡Oh Dios, Liv!

—¡Señorita, no puede estacionarse aquí! —le gritó un oficial cuando entraba al edificio corriendo.

Ni siquiera perdió el tiempo en esperar el ascensor, fue directo hacia las escaleras para subirlas de dos en dos lo antes posible. Se preguntaba cómo demonios una prófuga había ingresado y salido de la estación como si fuera un centro comercial, sin que nadie se diera cuenta quién era y la arrestara. 

Con el último aliento llegó al piso de Víctimas Especiales y recorrió con su mirada la sala principal, ni un detective a la vista. Rápidamente se acercó a la oficina de Olivia gritando su nombre. Pudo respirar con algo de calma al verla levantar la cabeza, la cual mantenía presionada en el escritorio cuando ingresó ahí.

—¿Estás bien? —preguntó acercándose. Sus ojos estaban rojos a punto de las lágrimas lo que la preocupó más—. ¿Liv? Me pareció ver a...

—No te lo imaginaste. Era ella —susurró cubriendo su rostro.

—¿Te hizo algo? —tomó sus manos para alejarlas de su rostro y sólo recibió un movimiento de cabeza de un lado a otro.

—Sólo... no sé. 

—¿Liv, estás segura que no se acercó a ti? 

—No nos dejará en paz. Nunca saldrá de la vida de Elliot. 

—¿Qué te dijo?

—Que regresó porque él le dijo que la ayudaría. Ellos han estado hablando —susurró y limpió una lágrima que corrió por su mejilla contra su voluntad—. Le dijo que no recordaba nada y que no declararía...

—Olivia, ¿cómo puedes creer algo de lo que ella diga después de todo lo que ha hecho? —preguntó tratando de leer sus ojos—. Y por supuesto que vas a declarar, es una locura que Elliot le dijera que no lo harías. Simplemente no pudo decirle eso.

—Alex, no recuerdo. Desde que desperté he tratado de recordar y nada —volvió a cerrar los ojos y masajeó su frente—. Ahora viene aquí a decir que no me hizo nada, que Elliot lo sabe y que no podré sacarla de su vida... Es verdad, ¡es la madre de sus hijos!

—Liv...

—No puedo declarar que intentó matarme si no lo recuerdo y ahora está de regreso para hacerme la vida imposible, lo sé.

Ella dejó escapar sus lágrimas de impotencia y frustración. Abrazó fuerte a Alex, liberándose de todos esos sentimientos negativos que tuvo al ver a Kathy Stabler parada frente a ella.

La rubia esperó que se calmara un poco para poder sacarla de la estación y llevarla a casa para que pudiera descansar. En el instante que ingresaron al departamento, Emma se lanzó a los brazos de su madre a abrazarla. La joven había estado tan preocupada y se emocionó tanto al verla llegar sana y salva, que no pudo evitar ponerse a llorar. Alex tenía a dos morenas llorando, abrazadas, en mitad del pasillo. Guió a ambas hasta el sofá y se dirigió a la cocina a preparar té y así calmar los nervios de todas. 

—Necesito que se calmen —pidió haciendo malabares con las tres tazas, las colocó sobre la mesa de café y después le entregó una a cada una—, y respiren. Liv, esto no le hace bien al bebé. 

—Lo sé —tomó aire y lo soltó muy lento—. Sólo son las hormonas —bromeó mirando a su hija y limpiando sus lágrimas con su pulgar.

—Me preocupé mucho cuando no estabas en casa cuando llegué —puso su mano sobre la de su madre que acariciaba su mejilla—. Te llamé muchas veces y no supe qué hacer cuando no respondiste, por eso molesté a mi tía.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora