Emma estaba muy emocionada y feliz. Había tenido una gran noche con sus compañeras y entrenadores, para nada le importaba que al día siguiente tendría que ir al colegio y lidiar con la pesada de Zoe y su escuadra por haber rechazado estar dentro.
Abrió la puerta del departamento casi a las 10 de la noche. Dio un breve vistazo a la sala y a la cocina y no encontró a su madre pero si vio su chaqueta y su cartera sobre el sofá. Caminó hasta su habitación y la puerta estaba entreabierta. Ingresó y estaba durmiendo aferrada a una almohada y junto a ella una foto de las dos en su primer cumpleaños.
—Mamá —susurró y se arrodilló en el piso, a un lado de la cama—. Mami ya llegué —acarició su rostro muy despacio. Ella no entendía sus cambios de ánimo desde que estaban en la ciudad, a veces parecía feliz y otras, como en ese momento, triste y con un profundo dolor en su rostro. "¿Qué está mal, mamá?" pensó y besó su frente haciendo que se removiera.
—Emma, hola cariño —sonrió al abrir sus ojos—. Me quedé dormida. ¿Cómo te fue? —preguntó, tocó con su índice su nariz y se incorporó.
—Bien —contestó sin creerse su sonrisa del todo—. Te dormiste con la foto de mi primer cumpleaños cerca —añadió tomándola y pasando sus dedos sobre esta.
—Sólo estaba recordando lo felices que estábamos.
—No lo recuerdo muy bien pero lo imagino por nuestras sonrisas... lo que si recuerdo son los otros buenos cumpleaños que pasé junto a todos los de la unidad de Chicago.
—Podemos pasar tu cumpleaños allá si quieres —ofreció al ver la nostalgia reflejada en sus ojos.
—No —contestó segura, a pesar de todo le había ido muy bien en los cuatro meses que llevaban en la ciudad—, pero podemos ir en las vacaciones. Faltan dos meses para eso.
—Me parece bien. Te lo prometí y...
—Mi padrino nos extraña y reclama vernos cada que hablamos con él —rió al recordar la conversación que ambas tuvieron con Hank el sábado cuando lo llamaron para informarle su triunfo en la competencia.
—Exacto.
Liv sonrió al recordarlo. Hank se había portado estupendamente con ella. Le tuvo tanta paciencia durante todo su embarazo que fue algo complicado. Él era un gran amigo de Cragen y justo antes de que la trasladaran, estos habían tenido una conversación en la que su Capitán le decía que Chicago iba a recibir a la joya más preciada de la policía de New York. Nunca creyó que en Chicago volvería a tener una familia en el trabajo como en su antiguo escuadrón pero lo logró, fueron un apoyo fundamental para ella y para su hija.
Olivia y su hija se tomaron un té y se acostaron a dormir, no sin que antes la joven contara con lujo de detalles su audición para las animadores del equipo de baloncesto del colegio.
—¡Emma es muy tarde! —gritó Liv desde su habitación, aún con pijama, viendo la hora en su celular.
Gran parte de la noche había tenido insonmio y cuando logró quedarse dormida, lo hizo tan bien que ni siquiera escuchó la alarma de su celular. Estaba teniendo un nuevo sueño con Elliot sobre lo sucedido en su oficina y si no fuese porque a su hija se le cayó algo en la cocina pues no se despertaba.
—¿Por qué no me despertaste? —preguntó al salir de su habitación y ver a su hija vestida y arreglada para ir al colegio.
—Creí que estabas arreglándote —sonrió y se acercó a ella para besar su mejilla—. Buen día. Preparé el desayuno.
—Vamos a llegar demasiado tarde.
—No si vas a vestirte ahora —entrecerró los ojos al verla—. Tienes algo diferente. ¿Por qué estás sudada y sonrojada?
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Sacrificio de Amor
Fiksi PenggemarOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...