Capítulo 9

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Tres meses después, Olivia volvía a estar completamente adaptada a la ciudad, la Gran Manzana nunca dejó de ser su hogar a pesar de los años. Se llevaba mucho mejor con los detectives que tenía a su cargo, hasta podía decir que empezaba a ser su amiga. Habían aceptado a su nueva Capitana y ella a su nuevo equipo de trabajo. 

Elliot no dejaba de pensar en Olivia las 24 horas del día. Volver a tenerla tan cerca lo estaba enloqueciendo. Su aroma, su risa, su presencia lo transportaba al paraíso. Intentaba acercarse a ella todos los días.  Intentaba que lo dejara de tratar como un extraño o como un subalterno. Quería, necesitaba ganarse su confianza de nuevo.

Le llevaba café todas las mañanas y ella le sonreía, eso le bastaba por el momento. El problema era que había días en los que creía haber dado pasos gigantescos en su relación como amigos pero otros días era igual de fría y distante que como cuando había llegado a la ciudad.

—¡Tenemos un caso! —comunicó la Capitana al salir de su oficina—. ¿Carisi aún no regresa?

—Sigue en la corte —respondió Fin y ella asintió.

—Encontraron un cuerpo en un auto. Estaba estacionado frente a una galería de arte en una calle de Tribeca.

—Te llamamos cuando tengamos algo —dijo Fin y se levantó para tomar su chaqueta. Amanda lo imitó.

—Voy con ustedes. 

Elliot, Fin y Amanda la miraron atentamente. No es que en esos meses en víctimas especiales no haya salido a hacer trabajo de campo algunas veces; solo que siempre iba sola, como respaldo y en uno que otro caso importante.

Fin y Amanda entendieron la mirada de Elliot, quería ir en el auto con ella. Le dijeron a Olivia que se adelantarían sin darle opción a que escogiera con quien ir de los tres.

—Otra vez volvemos a estar juntos dentro de un auto... —comentó Elliot sonriendo.

—Estamos dirigiéndonos a una escena del crimen —le puso los ojos en blanco.

—Debo admitir que me gusta más tu auto. Podría conducirlo siempre que quieras y ser tu chófer. ¿Podré conducirlo algún día? —preguntó poniéndole ojitos, aprovechando un semáforo en rojo.

—Lo del chófer no lo creo... Me gusta manejar mi propio auto. Tú tienes tu auto.

—Tienes que dañar el momento rechazando mi ofrecimiento tan sincero y desinteresado. Me quitas la voluntad de ayudarte desinteresadamente... Me puedo poner un traje que gustes.

Olivia no pudo contenerse y echó a reír por el tono de voz, las palabras que él había utilizado y el movimiento de cejas repetitivo que había hecho.

—Vamos a una escena del crimen, Elliot.

—Te estás riendo.

—Porque estás siendo dramático. Concéntrate en el caso ¿quieres?

—Aún no sabemos de que se trata.

—Sabemos lo importante. Hay una mujer muerta y un asesino suelto —tomó aire—. Ahora sí, concéntrate en el caso.

Llegaron a la escena del crimen y ya estaba Melinda dando las primeras observaciones de la escena. Fin y Amanda la acompañaban. Se acercaron a ellos y los pusieron al día con el caso.

La mujer encontrada era Annie Smith de 30 años, asistente del dueño de la galería de arte. El día anterior había estado trabajando hasta muy tarde en la exposición de un artista que empezaba a salir a la luz. La violaron y le cortaron la yugular aproximadamente entre las 2 y 3 de la mañana.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora