Capítulo 85

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Olivia había reaccionado favorablemente a la operación y a los medicamentos que se le estaban suministrando. Al segundo día salió de cuidados intensivos. Su doctora y enfermeras estaban al pendiente de su estado las veinticuatro horas y la primera había ordenado ser informada de cualquier cosa anormal que notaran al momento de cada revisión.

Siete largos días habían pasado desde que ingresó al hospital y seguía en coma. Una semana en la que la policía había desplegado una búsqueda incansable de Kathy Stabler por ser sospechosa del intento de asesinato de una Capitana de la policía. Días en los que Elliot apenas había estado unas pocas horas fuera del hospital, sólo se iba para ducharse y cambiarse de ropa.

Los hijos de Elliot se habían estado turnando para visitar a su padre y darle su apoyo, seguían sin poder creer que su madre estaba involucrada pero su padre estaba sufriendo por la salud de Olivia, además, necesitaban que ella despertara para que aclarara que su madre no tenía nada que ver con lo que le había pasado. A pesar de ir seguido al hospital, ninguno de ellos se habían encontrado con Emma.

—Adelante —respondió luego de escuchar que alguien tocaba la puerta de la habitación—. Hola.

—Hola cariño —sonrió y vio hacia la cama, ella seguía durmiendo—. ¿Me perdí la visita de la doctora?

—Sip.

—Iré a buscarla entonces —indicó acercándose un poco más a la cama. Dejó un tierno beso sobre la frente de Olivia y luego sobre la de Emma.

—Terminé de leerle el libro... y sigue sin despertar.

—Ella va a lograrlo, Emm.

—¿Crees que nos escuche? —preguntó dejando a un lado el libro que le había terminado de leer a su madre y tomó su mano.

—Confío en que sí.

—La doctora regresará en unos minutos —limpió rápidamente una de sus lágrimas que había rodado por su mejilla sin poder controlarla—. Le harán un nuevo ultrasonido. Vendrá con la doctora Cooper y con todas las máquinas necesarias para hacerlo —respiró profundo y puso su otra mano sobre la barriga de su madre—. Dijo que podíamos estar presente.

Elliot volvió a centrar su mirada en Olivia. Rogaba en silencio, una vez más, para que despertara. Debería poder ver con ellos el primer ultrasonido del bebé. Debería poder ver lo emocionados que estaban él y Emma. Su hija estaba destruida cuando pensó que habían perdido al bebé pero cuando supo que su embarazo seguía, su esperanza se renovó al igual que la de él. 

La doctora los interrumpió minutos después y le sonrió a Elliot al ver que había llegado a tiempo. Emma tomó la mano de Elliot una vez empezó a salir la imagen en el monitor de la maquina de ultrasonidos. Ambos contuvieron la respiración hasta que la doctora les señaló dónde estaba el bebé. Era bastante pequeño para su edad gestacional pero había crecido en esa última semana en el hospital. La anemia de Olivia también había mejorado al estar con sueros y medicamentos.

—Ella va a despertar y vamos a poder contarle con lujo de detalles como... como fue la primera vez que vimos al bebé —dijo él con la voz quebrada.

—Ellos van a estar bien —lo abrazó muy fuerte—. Nuestra familia va a estar bien, papá —susurró.

Él la abrazó mucho más fuerte, sin ganas de querer soltarla. Era la primera vez que le decía papá y a pesar de lo que vivían ese iba a ser uno de los mejores días de su vida. Desde que supo que esa joven tan hermosa era su hija había deseado escuchar esa palabra y ahora que pudo, su corazón no cabía en su pecho de la felicidad.

La doctora les dio una imagen del ultrasonido a cada uno y los dejó solos.

—Alex viene dentro de unas horas —informó Elliot ya que había hablado con la rubia antes de salir de su departamento.

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora