Después de patinar en el Centro Rockefeller, cenaron en un restaurante de comida italiana a unas cuantas calles de ahí. Emma había buscado en internet algún lugar familiar para poder cenar una excelente lasaña y acertó en su elección. Siempre que pasaba con Elliot y su madre se sentía tan dichosa. Sentía su corazón llenarse de amor al poder compartir con ellos. Sentía que tenía una familia como siempre quiso. Intentaba guardarse todos estos pensamientos para no herir a su madre pero adoraba la idea de Elliot convirtiéndose en su padrastro, adoraba la idea de tenerlo como papá. No era que lo fuera a llamar de esa manera porque no quería incomodarlo pero sí, sería su casi papá.
Antes de salir de casa llenó un bolso de gimnasio con dos bolsos más pequeños en los que tenía ropa para ella y para su madre. Creía que ellos necesitaban tiempo para celebrar la recuperación de Elliot y con ella no podían hacerlo del todo. Había quedado con Charlie, su nueva mejor amiga de la ciudad, en dormir en su casa ya que al día siguiente era su cumpleaños y organizó una pijamada con unas cuantas amigas más. Le había comentado a su mamá sobre la posibilidad de ir pero nunca llegó a confirmarle nada.
—¿Ya me dirás qué tiene dentro ese bolso de gimnasia y por qué lo trajiste ? —preguntó Liv, mirando a la joven por el retrovisor mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
—Ropa —sonrió y esperó a que todos se pusieran el cinturón de seguridad—. Para ti y para mí.
—¿Ropa para mí?
—Sí.
—Creo que nos tomará unos minutos más salir de este estacionamiento —comentó Elliot al ver tantos autos en cola—. Todos quisieron salir el viernes por la noche. Todos los neoyorkinos quieren salir todos los días ya sea de día o de noche.
—Por eso mamá antes sólo usaba el metro para ir a trabajar.
—¿Sólo el metro eh? —preguntó alzando una ceja y mirándola de reojo.
—No me lo creo. ¡Tú eras su expreso!
—¡Emma!
Elliot soltó una gran carcajada.
—No era mi expreso y es de muy mala educación que lo digas así.
—Era tu expreso y amaba serlo.
—¿Por qué no me dijiste?
—Pasó hace mucho. Ahora tengo auto y ya me acostumbré a aguantarme el tráfico mientras conduzco. Fin.
—Fui su expreso por años —murmuró Elliot para Emma.
—Tienes que contarme más sobre eso —contestó en el mismo tono de voz.
—Los estoy escuchando. Dejen de hablar de eso... mejor dime qué hace mi ropa y la tuya en tu bolso.
—¡Ah! Vamos a tener pijamada.
—¡¿Los tres?!
—No Elliot —rió y empezó a sacar los bolsos dentro del bolso. Le entregó a su madre uno de ellos—. Este es tuyo. Como hace frío, te puse un conjunto de pantalón y buzo para que puedas hacer ejercicio mañana, ropa interior... cepillo de dientes, productos para el cabello, lo necesario ya sabes. Pijama no porque no la necesitas...
—¡Emma por Dios!
—¿Quéeee? No la necesitas porque seguro Elliot te puede prestar algo. ¿Cierto Ell?
—Ajammm... sí, claro.
Los dos estaban completamente sonrojados y Emma sonriendo al conseguir lo que quería.
—Bueno. Mi pijamada es en casa de Charlie. Te lo dije mamá.
—¿Charlie es un él o un ella?
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Sacrificio de Amor
FanfictionOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...