Capítulo 133

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Kathy estaba furiosa con Elliot por hacer, según ella, una vez más su santa voluntad. Había hecho que Alex lo registrara en busca de un arma mientras Olivia seguía suplicando que dejara que ambos salieran ya que su problema era solo con ella. La rubia empezaba a perder la paciencia y a agitar su arma alrededor de la sala. Al estar Alex y Elliot tan cerca de la puerta, él aprovechó un descuido de ella para sacar a su amiga fiscal de ahí, logrando que Kathy le disparara en el pecho dos veces.

Olivia sintió que su corazón se detenía al ver a Elliot inmóvil en el piso. Luchó con todas sus fuerzas para que Kathy la soltara, sin conseguirlo, ella estaba mirándolo fijo. Mantuvo su agarre en la morena y el arma en su cabeza. Esperó paciente a que su ex recuperara el aliento sabiendo que llevaba un chaleco antibalas.

—¿Lo ves querida Olivia? Él no te ama tanto como dice —dijo con seguridad cuando él comenzó a moverse—. Si te amara hubiera ingresado sin un chaleco a dar la vida por el amor de su vida. Solo le importa su seguridad y hacerse el héroe.

—¿Ell? —sus ojos se llenaron de lágrimas. Necesitaba tocarlo, abrazarlo, asegurarse que estaba bien.

—Estoy bien, Liv —contestó sentándose en el piso para poder ponerse de pie.

—Deja de acercarte —Kathy tiró de Olivia más atrás, el arma ahora apuntando a su barriga—. Siempre tienes que querer ser el héroe, ¿no? Hacer lo que quieres. Siempre es lo que Elliot Stabler quiere, nunca lo que los demás quieren —presionó la pistola un poco más sobre su vientre—. ¿Qué te hace pensar que te tratará diferente? ¿Qué te hace pensar que le importas? ­—agregó dirigiéndose a Olivia.

—Él si me ama —declaró con firmeza y girando su cabeza para poder encontrarse con su mirada.

—Ya veremos eso.

Usando a Olivia de escudo y como amenaza para que Elliot no se acercara, se dirigió hasta su bolso. Sacó una soga de su bolso y le ordenó a Elliot que se sentara en la silla donde estaba sentada Alex antes, para atarlo. Amenazó con dispararle al otro si alguno trataba de hacer algún movimiento. Comenzó a divagar sobre cómo ambos le vieron la cara por años y cómo se arrepentirían por ello.

Para ellos quedó claro que todo lo que estaba haciendo fue planeado.

Elliot le insistió en varias ocasiones que dejara libre a Olivia y que entre los dos podían resolver sus problemas, ganándose un golpe con el mango del arma.

—Vamos a jugar algo.

—Kathy, ¿qué pretendes al tenernos aquí? ­—preguntó Elliot intentando que la rubia centrara su atención en él y dejara de apuntar a Olivia que estaba sentada en el estrado—. Tienes secuestrados a dos miembros de la policía de New York. Si te entregas...

—¿Entregarme? ­—soltó una carcajada­—. ¿Crees que llegué aquí para entregarme? Tú...

—Lo planeaste todo.

—No eres tan estúpida.

—¿Qué tienes que ver con el nuevo cuerpo que encontramos en Chelsea?

—Elliot, estuve todo el tiempo aquí ­—sonrió.

—¿Qué cuerpo? ¿Por qué es importante? ¿Por qué tendría que ver con un caso? ¿Qué caso?

—Está relacionado con un caso que no hemos podido cerrar ­—contestó sin dejar de mirar a Kathy.

—¿Qué caso? ­—insistió Olivia.

—El mío.

—¡Fuiste tú! ­—la morena explotó poniéndose de pie—. ¡Maldita psicópata! Casi haces que maten a Elliot. ¿Quién es tu cómplice?

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora