Capítulo 119

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Olivia había caminado, tan rápido como pudo, hacia su departamento. Aunque estaba a pocas cuadras de distancia del supermercado llegó agitada. Seguía temblando al abrir la puerta. Sentía que su cabeza estaba a punto de explotar y que iba a vomitar, así que se quedó unos segundos apoyada contra ahí, con los ojos cerrados. 

—¿Liv? ¿Olivia? 

Escuchó la voz de Elliot a lo lejos y no pudo emitir palabra, necesitaba unos segundos más para que todo dejara de girar.

—¿Olivia estás en casa? —preguntó acercándose cada vez más hacia la puerta—. ¡Dios, Liv! ¿Dónde estabas? —la tomó en un abrazo y ella se relajó un poco en sus brazos—. Estaba tan preocupado por ti. Llevo horas llamándote.

—Perdí tus llamadas. Lo siento —contestó y respiró profundo.

—Necesitaba esto. Necesitaba abrazarte.

—No te esperaba tan temprano en casa.

Llevaban varios minutos abrazados hasta que Olivia sintió una lágrima de él sobre su hombro y se alejó un poco para ver si estaba llorando. Tomó su mano y lo guió hasta el sofá. Se sentó a su lado, puso su brazo sobre él y su cabeza sobre su pecho.

—¿Qué sucedió, Ell?

—Fue un día de mierda, Liv.

"Dímelo a mí."

—Eli...

—¿Tuvo un accidente? ¿Está en el hospital?

—No, nada de eso. Él... Él quiere estar lejos de aquí —limpió sus lágrimas con coraje—. Y todo es mi culpa. 

—Creí que estaba mejor de ánimo. ¿Por qué dices que quiere estar lejos?

—Falsificó la firma de Kathy y la mía para entrar al programa de intercambios en el colegio.

"Mi hijo está empeñado en irse a estudiar a otro país por tu culpa y la de tu bastarda."

Todo empezaba a tener sentido para ella. Debieron enterarse ese mismo día de los planes de Eli pero no entendía qué demonios hacia Kathy en un supermercado cerca de su departamento.

—La otra semana tiene que estar en Londres para empezar un curso y estar listo para el nuevo año académico. Él simplemente decidió que no era una parte importante de la familia y que todo estaría mejor sin él aquí. Que sería menos complicado, sus palabras.

—¿Qué más dijo él?

—Suplicó que respetaran su decisión. Aseguró que era lo que quería —echó su cabeza hacia atrás en el sofá y suspiró—. Que era lo mejor no regresar a su colegio. Que necesitaba estar lejos por un tiempo.

—Quizás no sea una mala idea, Ell —murmuró Liv. Pensaba en Kathy y en lo desquiciada que estaba por momentos. Era la madre de Eli pero no estaba segura de que no le haría daño en un arranque de ira—. Aprenderá mucho en otro país, tendrá tiempo para pensar en su futuro y...

—Por supuesto que es una mala idea, Olivia. Es mi hijo.

Sus palabras salieron más duras de lo que esperaba. Se puso de pie y caminó de un lado a otro frente a ella. Explicando las mil y una razones por las que el menor de sus hijos no podía irse a otro país.

—Lo quiero a mi lado y no a cientos de kilómetros lejos de mí por mis errores. Arruiné la vida de mi familia hace más de quince años.

Ella guardó silencio. No pudo evitar que esa última frase la hiriera y si aumentaba todo lo que Kathy le había dicho hace unos minutos, era demasiado para sobrellevar. 

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora