Elliot golpeó dos veces la puerta de la habitación sin recibir respuesta, no un "vete" o un "ahora no" por lo que ingresó. No sabía si no obtener respuestas era mejor que ella lo echara pero lo tomó como un sí. Olivia estaba de espaldas a la puerta. No se giró, ni hizo ningún movimiento cuando él empezó a acercarse.
—Creí que habías puesto seguro a la puerta.
—Lo hice.
—Liv...
—Solo quité el seguro por Emma —resopló.
—Lo sé. Ella está afuera.
—La escuché.
—Liv, no debí hablarte de esa manera —se arrodilló junto a la cama y al ver que ella seguía esquivando su mirada, se sentó a su lado, contra el velador.
—¿Y esas son tus disculpas por portarte como un imbécil, como el viejo Stabler?
—No. Perdón. No quise decir lo que dije.
Ella respiró profundo y miró hacia él. Sus piernas estaban recogidas, sus antebrazos sobre sus rodillas y su mirada hacia el piso.
—Soy un imbécil. Te amo y lo menos que quiero es herir tus sentimientos y sé que lo hice —respiró hondo—. Tomé mal lo de Eli. Discutí con Kathy...
—Y te desquitaste conmigo por mirar lo positivo en la decisión de tu hijo —se sentó y se cruzó de brazos. Recordarle que tenían que lidiar con Kathy por el resto de sus vidas no había ayudado a sus disculpas—. Estas aquí porque Emma te envió. Te dijo que se fue a España un semestre y ataste cabos. Supiste que apoyé a Eli no porque lo quiero lejos o porque en mis entrañas estaré de acuerdo con cualquiera que quiera huir de su vida, sino porque creo que es una buena experiencia y nuestra hija es la muestra de eso.
—Lo lamento, Liv.
—Sí, yo también lamento que hicieras esto justo hoy.
—Yo...
—Puedes tomar tu almohada y una manta, ya sabes donde están.
Elliot suspiró y se levantó, no conseguiría el perdón de Olivia de la noche a la mañana o con un simple "lo lamento". Antes de salir, le repitió cuánto la amaba y cuánto sentía haberla lastimado. Emma salía de su habitación con su pijama puesta y puso los ojos en blanco al verlo con la almohada debajo de su brazo.
El fin de semana llegó y las cosas no mejoraron mucho, o nada, entre Olivia y Elliot. El ambiente era tenso y ella estaba distante. Emma había dormido dos noches seguidas con Olivia y él continuaba desterrado al sofá.
El sábado en la mañana les llevó el desayuno a la cama y desayunaron en silencio, sin tocar el tema de la pelea o de Eli. Emma le dio una mirada comprensiva a su papá al ver que no estaba avanzando en conseguir que su madre lo perdonara.
—¿Tenemos planes para hoy? —preguntó Emma animada, rompiendo el silencio—. Podemos ir al parque Madison Square con Sweety. ¡Haremos un picnic!
—Me encantaría decirte que sí...
—¿Pero?
—Necesitamos ir al supermercado —contestó y frotó su barriga, seguía muy dura desde el jueves que se encontró con Kathy—. Alex viene a cenar hoy y no quisiera estar agotada para cuando venga.
—Bien. Nos quedamos en casa.
—¡Oh no! Pueden ir ustedes —aseguró mirando a Elliot—. Tu padre puede llevarte.
—Mamá...
—No quisiera dejarte sola —murmuró Elliot interviniendo en la conversación.
ESTÁS LEYENDO
Sacrificio de Amor
ФанфикOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...