Capítulo 41

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—No sabemos si...

—¡Es algo obvio! Nuestros hijos estaban juntos y el único caso que hemos trabajado entre David y yo es el de los Cooper.

—No tenemos pruebas —intervino Amanda.

—Créeme, las tendremos...

Olivia salió como un rayo de la sala de víctimas principales y Amanda fue detrás de ella para evitar que cometiera alguna torpeza, era su superior pero se estaba dejando llevar por el coraje de sentir a su hija siendo víctima. La rubia se adelantó a ella y le pidió las llaves de su coche.

Camino al estacionamiento Olivia llamó a Alex para poder revisar el registro de llamadas de Martin Cooper y luego llamó a Morales para darle la orden de cotejar los números telefónicos con los que se contactó Joel Maider.

—En serio crees que es Cooper —dijo Amanda en un tono bajo mientras conducían a la mansión de los Cooper.

—Es él... no sé cómo no me di cuenta —puso su mano en la frente, el dolor de cabeza que tenía desde que había visto a su hija siendo consolada por Elliot iba en aumento—. Mañana empieza el juicio y sólo quiere ganar tiempo, planea algo.

—Estamos en medio de un juicio, tú lo has dicho... sabes que no podemos hacer visitas aunque vayamos en son de paz.

—No vamos en son de paz.

—Capitana...

—Rollins, voy a obtener algo. Mi hija está involucrada —tomó aire—. ¡Dios! Es la primera vez que ocurre algo así. En Chicago jamás pasó algo como esto.

—Si mi hija estuviera de por medio también haría hasta lo imposible hasta atrapar al culpable —murmuró inclinándose más por su lado materno que por su lado laboral.

Elliot había subido a la azotea una vez más para intentar liberar esa ira y energía negativa que le ocasionaban los celos que sentía por Olivia. Al entrar a la sala de Víctimas Especiales supo que algo estaba pasando, todos tenían las caras largas y se miraban unos a otros. David estaba fuera de la sala de conferencias, sentado al lado del escritorio de Amanda y con una cara de derrota insuperable que hizo que Elliot se replanteara su coraje por él, por lo menos hasta encontrar a su hijo. 

Se acercó a Fin para que le explicara qué estaba pasando pero él no quiso responder, sabía que se volvería loco cuando supiera que nadie detuvo a Liv y que estaba a punto de cometer una tontería.

—Carisi, ¿qué demonios está pasando? —preguntó al no obtener nada de Fin.

—Teniente... la Capitana salió —contestó dubitativo.

—¿Y por qué todos tienen las caras largas? ¿Tenemos más pistas del caso?

—Pistas como tal, no.

—¿Quieres hablar claro, Carisi?

—Le dije a Liv que creía que el que había organizado esto era Cooper. Su juicio empezó y quiere ganar tiempo —intervino el fiscal serio—. Querían secuestrar a Emma también y sólo hemos trabajado en el caso de Cooper juntos. 

—¿Le dijiste a Olivia que Cooper había intentado secuestrar a su hija? —preguntó Elliot para confirmar lo que había escuchado. Se acercó rápidamente a él y lo tomó del cuello de su camisa—. ¿En qué demonios estabas pensando?

—Elliot, suéltalo —Fin se interpuso entre ellos intentando separarlo del fiscal—. Amanda fue con ella.

—¡¿Sabes que si va por él se va a meter en problemas?! ¿Cómo es que nadie la detuvo?

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora