Capítulo 36

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Como habían quedado, David y Sam fueron hasta el edificio de Olivia y Emma a recogerlas. Pasaron todo el día en el parque, sólo los cuatro. Primero dieron un paseo en bicicletas que alquiló David y paraban por ratos a tomarse fotos o ver cosas que a Emma le llamaban la atención. Después jugaron basket unos minutos, cambiando a los hijos para formar equipos de dos. David y Emma eran un equipo mientras Olivia y Sam eran sus oponentes los cuales ganaron. Almorzaron en uno de los restaurantes que había cerca del parque, algo nada elaborado, simplemente hamburguesa, papas y batidos.

Se quedaron hasta el atardecer, los cuatro sentados en el césped pudieron disfrutar del hermoso paisaje de Manhattan que se podía observar desde ese lado de la ciudad. Olivia estaba radiante, en ningún momento había dejado de sonreír y su hija lo había notado.

"Quizás Elliot no sea el indicado para ella" pensó observándola fijamente y observando también a David que no dejaba de mirarla y sonreír. —Sam, ¿quieres ir por un helado? —preguntó después de cruzar miradas con su amigo.

—Claro que sí. Se me antoja uno —contestó poniéndose de pie al instante.

—Dale. ¿Les traemos uno? —preguntó Emma sin dar opción a su madre a levantarse—. ¿Menta con chocolate, mamá?

—Sí, ese estaría bien.

—Yo quiero uno de caramelo —dijo David dirigiéndose a Sam.

—Buena elección —sonrió Liv.

—Podemos compartir si gustas —sacó su billetera para darles dinero—. ¿Cuánto creen que necesitan?

—Nada, David —contestó Emma tomando la mano de su amigo—. Él y yo vamos a invitar.

—Con el dinero de su mesada que les damos nosotros —murmuró Liv riendo cuando Emma y Sam empezaron a caminar lejos de ellos.

—Eso dalo por hecho —agregó David riendo también.

—¡Hey! ¡Los escuchamos! —gritaron los dos jóvenes a la vez.

Olivia y David se quedaron conversando de sus vidas mientras sus hijos iban por helado. Los chicos demoraron más de una hora comprando. Ambos haciendo tiempo para darles tiempo a sus padres para conocerse. Sam le confesó a Emma lo flechado que estaba su padre con su madre, lo cual fue obvio desde el primer instante fuera de aquella cafetería en Chicago. El chico le pidió ayuda a su amiga para que sus padres se conozcan y después de tanta insistencia ella había terminado aceptando, David le parecía buena persona y buen partido para su madre y como ella seguía insistiendo que entre su Teniente y ella no había nada pues no le vino mal que su madre lo conociera.

Luego de que los chicos regresaran se pusieron a jugar "heads up" con el celular de Emma. Los cuatro riendo y divirtiéndose como nunca.

—Gracias por traernos, por el día de hoy, por el almuerzo, por la cena, por... —dijo Liv en la entrada de su edificio. Emma había subido a casa y David había insistido en bajar del auto y dejarlas en la puerta.

—Gracias por tu compañía —interrumpió David con la mirada clavada en sus ojos cafés—. Gracias por aceptar que saliéramos los cuatro.

—A ti.

—Espero que podamos repetirlo.

—Me encantaría —susurró sonriendo—. Bueno, ya es algo tarde y supongo que Sam también está algo cansado.

—Sí, un día perfecto pero agotador —miró hacia el auto, su hijo se había acostado en los asientos traseros y solo se veían sus pies—. ¿Quieren ir al cine mañana? —preguntó tomando su mano, ella definitivamente no se lo esperaba—. Si no quieres...

Sacrificio de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora