—Elliot... —limpió sus lágrimas y cubrió su boca con una de sus manos. Él tomó su otra mano. Sentía que todo le estaba dando vueltas.
—No era así como lo tenía pensado. Se suponía que yo te traería a cenar y prepararía toda esta increíble noche para ti —miró por toda la habitación y suspiró—. Sólo quiero que estés segura que esto no tendrá un final. Que esto es a largo plazo. Que despertaremos juntos todos los días que nos restan de vida. Cuidaremos de nuestras hijas y seremos muy felices —besó su mano—. Liv, ¿me harías el honor de ser mi esposa?
Sus lágrimas fluían con total libertad por su rostro, sin que pudiera controlarlas. Ese maravilloso hombre, inclinado delante de ella, con esperanza y amor reflejados en esos hermosos ojos por los que había suspirado más de una vez, le pedía matrimonio. Soñó millones de veces con ese momento que parecía un sueño más. Por años se convenció que ella nunca tendría algo así en su vida y que debería dejar de soñar con imposibles.
Toda su vida a lado de Elliot empezó a pasar por su cabeza como una película. Él era el hombre que más amaba en el mundo y ese sentimiento no había cambiado a pesar de los años y de las confusiones, era lo correcto aceptar. Estaba tan nerviosa que no podía encontrar su voz.
—Liv... —él empezaba a angustiarse. Creyó que la había asustado y que ahora saldría corriendo. La vio hacer un pequeño asentimiento—. ¿Es un sí? —preguntó confundido y se puso de pie al verla mover la cabeza de un lado a otro.
—Esto... —cerró los ojos tratando calmarse para poder hablar—. ¿Estás seguro? ¿Cómo podrías estarlo después de todo y... —sollozó y él la calló con el dedo índice sobre sus labios.
—Por supuesto que estoy seguro, mi amor. Debí hacer esto hace demasiado tiempo.
—Sí.
—¿Si te quieres casar conmigo? —preguntó por segunda vez.
—Sí. Sí quiero casarme contigo.
Elliot envolvió sus brazos alrededor de ella con una gran sonrisa. Pudo expulsar el aire que retuvo al no recibir respuesta, creyó que se había apresurado. Dio una vuelta con ella tomándola de la cintura, haciéndola reír. La dejó en el piso de nuevo y se alejó unos centímetros para poder besarla.
Ella correspondió el beso al instante. Su corazón aún estaba latiendo muy rápido y seguía creyendo que estaba dentro de un sueño. Se sentó en la cama y él volvió a arrodillarse frente a ella.
—Te amo —volvió a abrir la caja con el anillo de compromiso—. ¿Puedo poner este anillo en el lugar al que pertenece?
Asintió.
—¡Dios! No puedo creer que esto esté pasando en serio —con sus dedos dibujó lentamente su rostro y él cerró los ojos para disfrutar de sus caricias—. Te amo —lo abrazó fuerte e hizo que se sentara a su lado.
—Quería que fuera inolvidable... —murmuró. Suspiró al ver el anillo puesto en su dedo.
—Lo fue —sonrió—. Lo es. No olvidaré que tuve que invitarte a cenar para que me pidieras matrimonio —bromeó, era buen momento para dejar de llorar y hacerle un comentario inteligente.
—Muy graciosa —le devolvió la sonrisa y tomó su mano. El anillo fue hecho para ella, sin duda, lo supo desde el momento en que lo vio en aquella vitrina—. Te voy a hacer la mujer más feliz del universo, Liv. Te demostraré cada día lo agradecido que estoy con Dios y la vida por poder tener una segunda oportunidad contigo.
—Te amo —repitió. Juntó sus labios a los suyos y cruzó sus brazos detrás del cuello de él.
—Te amo más.
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Sacrificio de Amor
FanfictionOlivia Benson regresa a su ciudad natal, New York, después de pasar los últimos 15 años de su vida lejos de ahí. Su hija adolescente de 14 años no estaba de acuerdo con mudarse pero no podía hacer nada al respecto ya que si quería conservar su placa...