- Así que llevabas más de siete años en Barcelona y has venido aquí por tus padres ¿no? - Recapituló Amelia mientras daba un sorbo al café.
- Eso es, mi tía Clara acababa de abrir la peluquería y necesitaba alguien que le echara una mano.
- ¿Y Lola? Tu hermana ¿no podía?
- No, ella estaba haciendo el doctorado de biología en la universidad y no tenía tiempo.
- Y luego nació Nico. - Añadió Amelia.
- Sí, y como Lola estaba sola pues decidí alargar mi estancia y ayudarle con el bebé. - Amelia asintió.
- Pero ¿y su marido?
- Él no para de trabajar, casi no tiene tiempo y además viaja mucho. No podía dejar sola a mi hermana.
- Sola, sola... estaba tu tía también ¿no?
- Sí, pero con la peluquería, las niñas y el divorcio, no podía estar para ella.
- ¿Y tú?.
- Yo ¿qué?
- ¿Tú si podías estar para ella?
.- Claro, por eso me quedé, porque podía. - Contestó sonriente.
- ¿E hiciste algo? ¿estudiaste? ¿trabajaste?
- No, no tenía tiempo entre mi sobrino, mis primas etc. Trabajaba en la peluquería de mi tía y poco más pero era muy divertido, hablaba con los clientes, no sé, me sentía un poco psicóloga. Todo el mundo venía y me contaba su vida. Me lo pasaba bien - Se justificó ante una atenta Amelia que asentía con cada frase.
- Imagino, sí.
Hubo una pequeña pausa entre las dos que se miraron entre sorbo y sorbo de café.
- ¿Y tú? - Rompió el silencio Luisita.
- Yo ¿qué?
- Ha sido increíble lo que has hecho con mi hermano.
- Tampoco he hecho nada del otro mundo.
- Has conseguido calmarle, eso no lo puede hacer todo el mundo.
- Créeme es más fácil de lo que parece.
- No sé, yo no he sabido reaccionar. - Respondió un poco avergonzada.
- Bueno, es normal, es tu hermano, te pusiste nerviosa.
- Pero por eso mismo, es mi hermano y no supe reaccionar. - Dudó unos instantes. - ¿Qué le pasa?
- ¿A tu hermano?
- ¡Claro! ¡A quién va a ser! - Ironizó con una sonrisa. Amelia no pudo evitar sentirse un poco tonta, pero supo esconderlo tras una tímida risa.
- Tu hermano tiene alexitimia. No sabe identificar las emociones, le cuesta gestionarlas. Siente cosas pero no sabe por qué son ni qué son. No entiende sus reacciones emocionales y ese le frustra. Por eso, a veces le dan ataques de ansiedad o incluso puede tener bloqueos emocionales, también le impide entender a los demás, lo que sienten y por eso le cuesta tanto relacionarse con la gente. Si no entiende sus propias emociones como para entender las de los demás.
- Eso es... ¿Es por nuestra culpa? ¿Algo que hemos hecho mal? - Preguntó con miedo.
- No, para nada, Luisita, - Amelia acarició su mano - probablemente haya sido por un desorden en el aprendizaje emocional, los síntomas de Ciriaco no están muy agravados pero no sé ¿eh? Habría que hacerle pruebas, descartar causas biológicas y demás para poder hacer un diagnóstico correcto.

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...