Estaban abrazadas, una enfrente de la otra, con las piernas entrelazadas y las manos en sus cinturas. Se respiraban. Mantenían los ojos cerrados y el resto de sentidos abiertos, saboreando aquella calma, aquel momento donde todo volvía a estar bien, donde el dolor era solo un recuerdo. A veces solo hay que dejar que las cosas ocurran, que las palabras salgan de la boca a borbotones y dejar que se las lleve el viento, no darles más importancia que a los propios hechos o que al propio amor.
- Lo siento. - Murmuró Amelia en un fino hilo de voz con miedo a romper ese equilibrio que tanto les había costado alcanzar.
Luisita abrió las ojos, la observó, seguía con los ojos cerrados y el rostro tranquilo, sonrió, recorrió su mejilla con los dedos y los arrastró con delicadeza hasta la comisura de sus labios.
- Te quiero.
La morena sonrió en sus dedos, respiró aliviada. Notó como el cuerpo de Luisita se acercaba más a ella, su aliento en la piel y el roce de sus labios.
- Me voy a tener que ir. - Dijo con un poco de miedo, no quería herir a Amelia, no más de lo que sentía que ya había hecho. La joven asintió.
- ¿Te veo luego? - Volvió a asentir.
Luisita se inclinó hacia ella, la volvió a besar y se fue con el corazón todavía en un puño. No sabía cómo se sentía ni cómo debía sentirse. Nunca había discutido con Amelia de aquella manera y nunca la había visto tan desesperada.
****
- ¿Cómo estás? - Fue lo primero que preguntó Lola en cuanto vio a su hermana entrar en la sala de espera.- Bien.
- ¿Y Amelia?
- Espero que bien. - Estaba agotada, lo notaba en sus palabras, en la forma que tenía al arrastrar las sílabas.
- Todo irá bien, ya verás. - Intentó consolarla a pesar de no sonar nada convincente.
- ¿Nico? ¿Se sabe algo?
- Nada pero...
-Pero ¿qué?
- Tengo un mal presentimiento, Luisita. - Confesó.
- Lola, no pienses así.
- Es que no lo pienso, lo siento, lo siento aquí, en el pecho.
- Es normal sentirse así pero eso no quiere decir nada. Muchas veces la ansiedad, el anticiparnos a los hechos nos hace creer que nuestros miedos puedan hacerse realidad. Espera a ver qué te dicen los médicos.
- Ojalá tengas razón... - Contestó sin fuerza.
- ¿Luisita? - La rubia dirigió la mirada al lugar donde procedía la voz.
- ¡Asun! - Se levantó y se fue hacia ella.
- ¿Cómo estás? - Quiso saber la enfermera. - ¿Qué tal Amelia?
- Bien, bien, ahí la he dejado en el hostal, ahora viene, en un rato. ¿Y vosotras?
- Bien , mucho trabajo, la falta de personal se está notando y estamos haciendo dobles turnos.
- Jo, ya lo siento.
- Nada ¿Y tú? ¿Te han dicho algo de la universidad?
- No aún no, estoy esperando a que me manden un correo o algo. - Se encogió de hombros, lo último en lo que pensaba era en su acceso a la universidad, ahora mismo, lo sentía tan lejano.
ESTÁS LEYENDO
Kintsugi
RomansaEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...