El día de la declaración se había vuelto a posponer y con él la vuelta de Amelia a Madrid. Los días transcurrían con una lentitud insoportable y el hecho de estar en su casa no ayudaba. Las cuatro paredes de su habitación se habían convertido en una caja de malos recuerdos. Cada noche despertaba con sudores fríos, con el corazón a mil por hora y encima casi no había podido hablar con Luisita en esos días.
- ¿Sigues sin hablar con ella? - Le preguntó Natalia mientras daba un sorbo al café.
Una de las pocas cosas buenas que tenía Zaragoza era poder desayunar con Natalia. Cada mañana quedaban en el bar de la esquina de la calle de morena.
- Nada, nos mandamos un par de whatsapp pero ya.
El móvil de Natalia, que estaba junto al de Amelia encima de la mesa, vibró, ambas dirigieron la mirada a él.
- ¿Carlos? -Preguntó curiosa Amelia. - ¿Y eso? ¿Sigues con él?
- Sí y no. - Contestó con una sonrisa tímida. - Desde que fui a Madrid es verdad que hablamos más y no sólo de trabajo, pero no ha pasado nada, decimos de irnos a ver en algún momento pero ya sabes del dicho al hecho... - Volvió a sonar el teléfono interrumpiéndolas.
- Contéstale si quieres.
- No, no, tranquila, es que sabe que estoy contigo.
- ¿Y? - Dijo extrañada, que Natalia y ella estuviesen juntas no era nada nuevo.
- Lleva varios días insistiéndome para que hable contigo.
- ¿Hablar de qué? - Aquel secretismo estaba empezando a ponerla de los nervios.
- Hay una niña en el colegio, Marta, de diez años, ha crecido en un ambiente de malos tratos. Su padre nunca le puso la mano encima pero sí a su madre, ella ha visto más de un episodio de esa índole.
- Ya sé por donde vas. - La interrumpió - Díselo a Jose si quieres.
- Jose no puede. - Cogió aire antes de continuar - Su padre asesinó a su madre hace un mes, las primeras semanas estuvo yendo al psicólogo, ahora está en la lista de espera en la salud pública y ya sabes cómo funciona eso.
- Muchos pacientes, pocos psicólogos. - Respondió resignada.
- Exacto, esa niña necesita ayuda y no de cualquiera. Amelia, eres de las mejores psicólogas de infanto-juvenil del país y lo sabes. Entiendo que no estás en tu mejor momento pero ¿cuándo lo vas a estar? Si no es una cosa siempre es otra.
- No es el momento, Natalia.
- Nunca vas a encontrar el momento para volver.
- Joder, Natalia...
- Tengo aquí el informe. - Natalia sacó de su bolso una carpeta y la puso encima de la mesa. - Léelo y piénsatelo.
- Me prometiste que nunca más volverías a proponerme casos.
- Lo sé y lo siento pero Carlos está muy preocupado. Marta siempre ha sido una muy buena niña, sacaba buenas notas, era una alumna muy querida por sus compañeros y por los profesores y ahora parece otra. El rendimiento académico ha empeorado, no se relaciona con sus compañeros, ha dejado de ir a sus actividades extraescolares...
- ¿Con quién está ahora?
- Con su abuela, tiene setenta y dos años, cobra una pensión de viudedad, cognitivamente está bien.

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...