Capítulo 64

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Cuando llegaron al piso de Gonzalo solo estaba María, el resto se habían marchado a la playa de las Calderas. 

- ¡Ya era hora! Habéis tardado muchísimo.

- Perdona, es que tuvimos algunos problemas con el gps.

- Bueno,  yo me voy.

 - Pero ¿a dónde vas? 

- Con Nacho y con Ciriaco, habíamos quedado hace media hora en la playa con Elisa y como no llegabais me he tenido que quedar para daros las llaves, que Gonzalo está en el bar.

- ¡Ah! Vale, no estaba entendiendo nada, vete y ahora vamos para allá nosotras.

- No tardéis.

Luisita y Amelia intercambiaron una mirada.

- No, tranquila, no tardamos.

- Tenéis café en la cocina y cosas para desayunar. El baño está al fondo y ya os he dejado toallas y ropa mía para que os podáis cambiar.

- Si es que no se puede ser más bonita. - Luisita se tiró a ella y la abrazó.

- ¡Qué zalamera eres! No sé como la aguantas. - Contestó mirando a Amelia. - Por lo pronto os voy a dar las llaves para que cerréis cuando os vayáis. -Le entregó el juego a Amelia. - Y luego nos vemos. - Le dio un beso a cada una y se marchó.

- Me da pena no pasar más tiempo con tu hermana. - Comentó nada más irse María.

- ¿Por qué?

- Porque parece muy simpática, se ve que se preocupa por ti, que te cuida y te quiere. - Se encogió de hombros.

- ¿No tienes suficiente con haber conquistado a la mitad de mi familia?

- ¡Qué dices!

- Amelia, por Dios, que mis padres te adoran, sobre todo mi padre, que aún me acuerdo cuando llegué a Madrid que no paraba de hablarme de ti y de que me ibas a caer superbien y que estaría bien que nos hiciéramos amigas... - se acercó un poco - ...porque estabas muy sola... - se acercó un poquito más - ...y que estando yo podía hacerte... - le acarició la mejilla sin apartar la mirada de sus labios. - ...compañía. - Rozó el labio inferior con la yema de sus dedos.

- Y le hiciste caso. - Añadió Amelia fijando sus ojos en los labios de Luisita.

-  A los padres siempre hay que hacerles caso. - Le susurró en sus labios justo antes de besarla.

Amelia se agarró a la cintura de Luisita y la trajo hacia ella. Introdujo la mano por debajo del vestido y acarició parte de su culo explorando aquella piel con su tacto. 

- Hueles a mar - Dijo Luisita mientras le acariciaba el cuello con la nariz.

- Y tú... - Amelia besó el cuello de Luisita dejando que su lengua rozara su piel. - ... sabes a sal.

Se voltearon para mirarse. Cuando sus ojos se encontraron se volvieron a perder en la inmensidad de sus cuerpos.

- Será mejor que nos duchemos. - Propuso Amelia entre besos. 

- Será lo mejor sí. - Luisita agarró a Amelia de la mano y se la llevo al baño.

En cuanto entraron, sin decirse nada, se desnudaron y volvieron a besarse, esta vez con muchas más ganas,  la piel de Amelia se erizó en cuanto Luisita le acarició el abdomen y sus manos recorrieron parte de su cintura y de su espalda hasta llegar a la nuca dejando que sus dedos se perdieran entre los rizos de la morena. 

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