Capítulo 83

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Lola caminaba deprisa por el pasillo de traumatología, hablaba por teléfono acalorada mientras miraba la habitación de su hijo quien dormía tranquilo en la cama.

- Luego te llamo ¿vale? No es el momento, ahora no, por favor. - Imploró.

Nada más colgar, se dejó caer en una de las sillas del pasillo, a los pocos segundos, María apareció con una sonrisa y dos vasos de café.

- Hermana, toma, que he pasado antes y te he visto con una carita.

Lola alzó la miró y le dedicó una ligera sonrisa.

- Por fin sonríes, Lola, ya era hora.

- Yo siempre sonrío.

- Antes sí, ahora parece que ya no tanto. - Respondió con cautela. 

María había estado observando a Lola durantes esos días y había visto que algo pasaba, sabía que a veces podía ser bastante desagradable, pero la forma que tenía de tratar a Amelia o como había presionado a Luisita para regresar a Barcelona era extraño viniendo de ella.

- ¿Estás bien?

- Perfectamente. - Contestó escueta.

- Lola, que nos conocemos.

- No creo que sea el momento.

- ¿Y cuándo lo va a ser?

- No lo sé pero ahora no. 

Se incorporó y regresó con su hijo.

María fijó su atención en ella, las únicas veces que había visto sonreír a su hermana esos días era cuando estaba con Nico. 

- ¿María?

Amelia se acercó a ella y con un gesto de cabeza pidió permiso para sentarse a su lado.

- ¿Estás bien?

- Sí. - Contestó sin apartar la mirada de Lola. Amelia siguió su mirada hasta su hermana y su sobrino.

- ¿Estás preocupada por Nico?

- Más que por Nico por Lola. Algo le pasa, no está siendo ella.

- Es normal, está pasando por muchas cosas, el ingreso de su hijo, Luisita, su marido fuera...

- Hay algo más, Amelia, conozco a mi hermana, esa actitud que tiene de todo me da igual y soy una borde de mierda... no es ella. 

Amelia se encogió de hombros, desde que la conoció Lola siempre había mostrado esa cara.

- No es lógico cómo te trata.

- Bueno, me echa la culpa por lo de Luisita, tiene sus motivos. 

María giró la mirada hacia la morena y la observó con una sonrisa.

- ¡Eres increíble! A pesar de todo defiendes a Lola y la intentas entender. 

- Cada uno libramos nuestras propias batallas, tu hermana tiene varios frentes abiertos, hay que entenderla.

- No me extraña que Luisita esté enamorada de tí y que tenga miedo de perderte. No te miento si te digo que eres de las cosas más bonitas que le han pasado a Luisita.

- María, que más a vas a sacar los colores. - Respondió divertida aunque muerta de vergüenza, aquellas palabras reconfortaban casi tanto como los abrazos de Luisita.

- ¡María! ¿Puedes venir? - Lola llamó a su hermana rompiendo aquel momento de sinceridad. 

- Voy ¿Y mis padres? - Preguntó María a la morena.

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