Capítulo 15

2.5K 288 33
                                        

- ¿Sigues sin saber nada de ella? - Luisita negó con la cabeza - ¿Nada de nada? ¿Ni un mensaje? - Marina le ofreció una cerveza mientras se sentaba en el sofá al lado de su amiga.

- Nada de nada. Y si te digo la verdad no sé qué pensar.

- Cómo que no sabes qué pensar.

- Pues eso, si ella no ha dado señales de vida es porque no quiere saber nada de mí ¿no?

- Igual le da un poco de reparo. Follasteis y se fue llorando ¿cómo afrontas tú eso?

- Me podía haber escrito un mensaje, un; holi perdona por lo de anoche - Marina la miró incrédula. - ¡Yo qué sé, Marina! Lo que está claro es que ahora no tiene ningún sentido que yo la escriba. Ha pasado mucho tiempo.

- Han pasado dos días tampoco es tanto. ¿Sabes si ha ido al bar?

- No, no ha ido, le he estado preguntando a mi padre, y hasta él está preocupado, dice que eso no es típico de Amelia aunque también me ha dicho que ha habido semanas que no ha aparecido por el bar. - Dio un sorbo a la cerveza e hizo una pequeña pausa.

- ¿ En qué estás pensando? Hay algo que no te cuadra ¿qué es?

- No dejas de sorprenderme, fíjate que han pasado años pero sigues conociendo mis caras.

- Amiga, han sido muchos años juntas debatiendo sobre la vida y el amor. - Ambas rieron. - ¿Qué pasa por esa cabecita?

- Que no pasa diría yo - Marina le instó para que continuara. - A ver, se supone que Amelia es una mujer de rutinas, que siempre va al bar un día sí y otro no, aunque últimamente venía más a menudo.

- Eso era por ti, fijo. - Interrumpió.

Bueno, no lo sé, el caso  es que es una mujer de rutinas, pero mi padre dice que también hay semanas en las que no aparece, según ella porque está muy liada pero liada ¿con qué? porque ella me contó que no trabajaba entonces ¿qué hace?

- ¿No conoces a ninguna amiga?

- A ninguna. Realmente no conozco nada de su vida en Madrid, en verdad no conozco nada de ella, no sé ni cuál es su color favorito, ni su comida favorita. Sólo sé que es psicóloga y de Zaragoza, poco más. 

- Pero y cuando estás con ella ¿de qué habláis?

- Pues le cuento mi día a día, ella me da consejos con Ciriaco,  hablamos también de la vida, de los temas que nos preocupan, no sé, pero es verdad que de ella nunca hemos hablado. Eso es raro ¿no?

- Bueno, se supone que os estáis conociendo, que estáis viviendo el "famoso" inicio ¿no? - Luisita asintió - pues entonces no es tan raro. De todos modos, conocer a alguien no es saber cuál es su color favorito, es algo más, es saber cómo hacer sonreír a esa persona, saber cuándo necesita un abrazo o una caricia. No sé, conocer a alguien no es una cuestión de tiempo, es una cuestión de vivir momentos y tú con Amelia los estabas viviendo ¿no?

- Eso creía o así me sentía yo, pero es verdad que ahora mismo, no sé qué hacer, no sé ni cómo hacerla sonreír.

- Probablemente,  y viendo como te miraba la noche que salimos, un mensaje tuyo ya le provocaría esa sonrisa.

- ¿Tú crees? ¿La escribo?

- ¿Quieres?

- No sé, me da un poco de miedo. 

KintsugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora