Luisita miraba con poco interés a la gente que iba y venía. Había quedado con Marina en la cafetería de al lado de la casa de Amelia y no podía evitar pensar en la tarde del otro día. Le resultaba curioso como los nervios podían tener ese punto de enganche, quería volver a ver a la morena, a la psicóloga de ojos miel que le reía todas las gracias, la que le cortaba la respiración y le creaba un manojo de nervios en la boca del estómago solo con su mera presencia . Quería verla, en su lugar, vería a Marina, su mejor amiga del instituto.
Hacía más de siete años desde la última vez que se vieron. Fue justo antes de las vacaciones de verano, Marina se iba a Valencia a estudiar periodismo y Luisita tenía que estudiar para la PAU de septiembre. Se habían prometido que estarían en contacto, que hablarían cada semana y que Marina bajaría a Madrid y Luisita la visitaría a Valencia. Nunca lo hicieron.
- ¿Luisita? - Una joven de pelo castaño y de complexión delgada sacó a Luisita de sus pensamientos.
- ¡Marina! - Contestó con alegría levantándose de su sitio para darle dos besos.
- Perdona por llegar tarde, pero estaba terminado de escribir un artículo que se tiene que publicar mañana e iba contrarreloj. - Explicó apurada.
- No te preocupes, tampoco has llegado tan tarde. Siéntate. - Le hizo una señal para que se sentará a su lado.
- ¡Madre mía! Luisita, se me hace raro estar aquí contigo. - Rio nerviosa.
- ¿Por?
- No sé, ha pasado tanto tiempo. Y que desde que me fui, no he vuelto a Madrid, solo un par de veces para ver a mis padres y poco más.
- Ya, imagino, a mí me pasa un poco lo mismo. Hacía mucho tiempo que no estaba en Madrid.
- Es verdad, que te fuiste a Barcelona ¿no? - Luisita asintió con la cabeza - ¿A qué fuiste? ¿A estudiar enfermería?
- ¿Enfermería? - Luisita se extrañó - No, me fui con Lola, mi hermana. ¿Te acuerdas de mi hermana?
- ¡Claro! Como no me voy a acordar si era la que nos compraba el vino para hacer el calimocho. - Ambas rieron ante el recuerdo.
- No sé como podíamos beber eso.
- Hija, la necesidad, el no tener dinero...
- ¿Te acuerdas de nuestro primer botellón? Que tendríamos ¿catorce? ¿quince años?
- Quince, me acuerdo porque fue por mi cumpleaños. Juntamos, bueno, juntaste a la mitad de la clase en la plaza de los Frutos.
- Y estuvimos jugando al yo nunca.
- Y a beso, verdad o atrevimiento.
- Que me mandaste besar a Sebastian.
- ¡Ostras! Sebastian ni me acordaba de él. Te mandé besar a Sebastian cuando en verdad querías besar a Lorena - Ambas soltaron una carcajada - pero en eso momento yo no sabía tus gustos, sino ten por seguro que te hubiera mandado besar a Lore. ¿Qué será de Lore y de Sebas?
- Pues Sebas es policía nacional y le destinaron a Galicia, creo, y Lorena se sacó las oposiciones de correos.
- ¿De correos? Siempre pensé que acabaría estudiando derecho, le encantaba todo el tema de las leyes.
- Pues ya ves, no siempre se hace lo que a uno le gusta. - Luisita se encogió de hombros.
- Ya, bueno, y de amores ¿qué tal?
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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...