- ¿Y? ¿Qué te parece? - Preguntó Luisita a Lola en cuanto se sentó en la silla.
- Será mejor que descanses que seguro que no habrás dormido nada.
- He dormido y mejor que bien. - Respondió con una sonrisa.
Amelia seguía en sus pensamientos, su olor se había enredado en sus sábanas y la rubia se sentía tranquila.
- Ahora vendrán papá y mamá, están preocupados por ti... bastante.
- ¿No me vas a decir nada?
- ¿Nada de qué?
- Pues de Amelia.
- Apenas he hablado con ella.
- Pero no me digas que no es guapa, es preciosa. - Añadió Luisita emocionada.
- Sí, sí que lo es.
- Y ya está...
- A ver que no he hablado con ella, que no te puedo decir nada.
- Joder, Lola, que ha venido desde Madrid para estar conmigo.
- Tu ibas hacer lo mismo.
- ¿Y?
- Pues eso, que tú también estabas dispuesto a dejarlo todo por ella. - Aquella última frase denotaba cierto rencor.
- ¿Sigues molesta? Te dije que volvería, que solo sería un par de días, quería asegurarme que ella estaba bien.
- Y mira lo que ha pasado...
- Fue un accidente, Lola, ni se te ocurra insinuar que es culpa de Amelia. - Sentenció.
- No creo que sea el momento de hablar.
Tras las últimas palabras, María abrió la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Sister! Menuda siesta te has echado ¿no? - Soltó nada más entrar a la habitación.
- María... - Alargó las manos e hizo un gesto para que se acercara.
- Bueno, será mejor que me vaya con Nico así podrán subir papá y mamá. María te veo luego.
Se marchó dejando una conversación a medias y con una Luisita inquieta.
- ¿Cómo estás Luisita? - Preguntó María.
- Estoy que ya es mucho ¿no?
- Eso parece... ¡menudo susto que nos has dado!
- Ya.. Lo siento. - Contestó apenada.
María percibió aquella tristeza, quiso quitarle importancia.
- No tienes nada que sentir, era una forma de hablar.
- Lo sé, pero lo siento... - Retuvo sus pensamientos antes de que se convirtieran en palabras.
- ¿Qué sucede? ¿Qué ibas a decir?
María la conocía demasiado bien, a través de su mirada sabía que aquella cabeza pensante estaba en pleno funcionamiento.
- Venga, sis, que hay confianza.
Tardó unos segundos en lanzarse, aún le costaba abrirse con las personas aunque éstas fueran su hermana María.
- Es que... - Titubeó. - Siento que últimamente no acierto con nada.

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...