- ¿Natalia?
Nada más salir de la habitación, Amelia llamó a su amiga, necesitaba escuchar una voz conocida, desahogarse y soltar todo lo que esos días había estado conteniendo.
- Amelia, ¿todo bien?
- Sí, Luisita se ha despertado. - Le informó aún emocionada.
- ¡Qué bien! ¡Qué buena noticia! ¿Has podido verla?
- Sí, he estado con ella.
- ¿Y qué tal?
- Muy bien... - Hizo una pausa.
- Pero...
- Lola me odia, no sé qué es lo que le pasa conmigo pero me odia.
- Eso es imposible.
- Pues parece que sí que lo es.
- Pero ¿has hablado con ella?
- Muy poco, cada vez que le digo algo o me ignora o responde muy borde.
- Bueno, Amelia, no pasa nada, no siempre llueve a gusto de todos.
- Nat, que estamos hablando de la hermana de Luisita y no de cualquier hermana, que parece que lo que Lola diga va a misa.
- ¿Y? Luisita ya es mayorcita, dudo que si no le gustas a su hermana le dejes de gustar a ella.
- Ya, pero y si le dice algo para que no estemos juntas.
- Pero ¿estáis juntas?
- No, no pero... - Dudó.
- ¿Estás pensando en quedarte en Barcelona?
Tardó en contestar varios segundos, sabía que aquella idea a su amiga no le iba a gustar.
- Puede... - Respondió con la boca chica.
- ¡Amelia! - Le reprendió.
- Lo sé, sé que no te gusta que me mudé por una persona.
- Sobre todo porque en Madrid tienes una vida, te ha costado mucho crearla ¿estás dispuesta a hacerlo de nuevo?
- Sí ¿no? Si he podido una vez podré otra ¿o no? - Volvió a dudar.
- No sé, Amelia, sabes que adoro a Luisita y que creo que os hacéis mucho bien, pero tengo miedo de que te equivoques, de que pongas todas tus expectativas de vida en una persona o en una relación y que salga mal. Estás pasando por muchas cosas. Y... - Dejó de hablar, una parte de ella no quería hacer sentir mal a Amelia.
- ¿Y qué? ¿Qué más ibas a decir?
- Pues que creo que tienes que dejar que sea Luisita la que dé el paso.
- ¿Y si no lo da? Natalia que la quiero muchísimo.
- ¿Tan poco confías en el amor que ella siente por ti?
- Joder, si me lo pones así...
- ¿O dudas de ella?
- Dudo de su familia.
- Dudar de su familia es dudar de ella. ¿Dudas de ella?
Amelia tomó aire aquella pregunta era mucho más complicada de lo que parecía.
- No.. no dudo de ella pero... quizá sí dudo de nuestro amor.
-¿De vuestro amor? Creo que ella te ha demostrado en más de una ocasión que te quiere, o no te acuerdas que estuvo dos días abrazada a tí o cuando te espero en la estación a tu vuelta de Zaragoza o ahora, que después de ir a Barcelona , decidió volver el mismo día por ti.

ESTÁS LEYENDO
Kintsugi
Storie d'amoreEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...