- ¿Ya se ha ido? - Preguntó Lola nada más entrar en la habitación de Luisita quien miraba a través de la ventana pensativa.
- ¿Cómo está Nico?
- ¿Crees que me alegro?
- ¿Vas a contestar todo con preguntas?
- Has empezado tú.
Luisita se giró alicaída.
- Sí, ya se ha ido.
- ¿Y eso?
- ¿Te importa?
- Estoy intentando ser amable. Sé que Amelia te importa.
- Ya era hora de qué te dieras cuenta. - Respondió con sequedad.
- ¿Qué te pasa? - Contestó molesta, la actitud de Luisita hacia ella era demasiado hiriente.
- Todo me pasa.
Se sentó derrotada en la cama.
- Pero Luisita ¿Ha pasado algo? - Se sentó a su lado preocupada.
- Estoy cansada de estar en el hospital, cansada de no poder estar con Amelia y cansada de no poder hacer nada con Nico. Sigues sin querer intentarlo ¿no?
- De eso quería hablarte.
La rubia la miró de forma inquisitiva.
- Hablé con Amelia.
- ¿Amelia? ¿Mi Amelia? - Dijo sorprendida.
- Sí, tu Amelia - Respondió con obviedad.
- ¿Y?
- La verdad es que apareció en el momento idóneo, cuando más sola me sentía, ella estuvo ahí. No sé cómo lo hizo pero logró que me sintiera bien aunque acabé abrazada a ella llorando como si no hubiese un mañana. - Admitió a regañadientes, tenía que admitir que darle la razón a su hermana sobre Amelia no le hacía mucha gracia; el orgullo Gómez.
- ¿Perdona? - Dijo sorprendida. - A ver si ahora me voy a tener que poner celosa, que mis inicios con ella no se diferencian mucho. - Recordó la noche en el baño y se le dibujó una sonrisa.
- Tranquila, a mi no me provoca esa cara de boba. - No pudo evitar sonreír.
Ver a Luisita con aquella mirada y con ese brillo en los ojos le alegraba. Era consciente de todo por lo que había pasado, su ruptura con Maru, los meses de después, las múltiples decepciones, verla feliz era un alivio aunque le aterraba que todo aquel sueño de amor se desvaneciera con un simple parpadeo. Lola era de las que creía que el mundo no era justo, que no existía el karma para equilibrar las energías, los chakras a lo que fuese, la vida era muy perra y a veces, por no decir siempre, tú tenías que serlo con ella, por eso temía por Luisita porque nada es para siempre.
- ¡Qué idiota eres! ¿Y qué te dijo?
- Que luchara por Nico.
- ¡No me fastidies, Lola, que llevo diciéndote eso desde el minuto cero! - Respondió indignada.
- No es lo mismo sugerir que exigir, tú me juzgaste. Amelia no.
- Bueno Amelia también juzga - Contestó con algo de recelo.
- ¡Uy! ¡Qué estás hablando mal de tu novia y no lleváis ni un mes! - Respondió con rintintin.
- Lo primero, llevamos más de un mes porque contamos desde que nos liamos y segundo no hablo mal de ella, simplemente digo que no es perfecta.

ESTÁS LEYENDO
Kintsugi
RomansaEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...