- No lo sé, dímelo tú.
- No pasa nada. - Contestó inocente.
- No me mientas que nos conocemos.
- Que no, de verdad, que no pasa nada.
- Te cae mal ¿verdad? Es que Lola a veces puede ser muy desagradable pero no es mala persona, es solo que tiene sus cosillas y que se preocupa mucho por mí pero es buena persona.
- No, si eso no lo dudo.
- O sea, que sí que te cae mal. - Contestó entre risas.
- A ver... no la conozco.
- Otra igual, Lola me dijo lo mismo.
- ¿Le has preguntado a Lola por mí? - Preguntó extrañada.
- Claro, le he preguntado a toda mi familia por ti. - Contestó como si fuese una obviedad.
- ¿Qué? Me estás vacilando.
- Que no, mira, Catalina dice que eres muy divertida y que le encanta que te guste el Kinder Bueno como a ella, María dice que eres demasiado perfecta para ser real, lo cual yo estoy muy de acuerdo. - Le dedicó una de esas miradas que desarmaban a la morena.
Amelia se ruborizó ante el comentario aunque no pudo negar la ilusión que le hizo que Luisita pensara igual que su hermana.
- Manolín... mejor no te digo lo que piensa porque es un adolescente y es una hormona con patas aunque no le culpo porque sí que estás muy buena. - La morena soltó una carcajada.
- ¿Y tus padres? - Quiso saber.
- Mi abuelo dice que eres una muy buena moza, mi madre que vales un potosí y mi padre te adora, el día que dijiste que el arroz se comía con cuchara le conquistaste y Ciriaco me dijo que porque le gustaba Elisa que si no estaría enamorado de ti, y todos hemos visto que Elisa es una mini tú, así que ya tienes a dos Gómez enamorados de tí.
- ¡Ah! ¿Sí? ¿Dos? ¿Y quién es el segundo? - Preguntó traviesa.
- Pues Lola, quien va a ser...
- Si Lola no me puede ni ver.
- ¡Lo sabía! Sabía que no habías hecho buenas migas. - Gritó triunfante.
- Pero... serás... me has tendido una trampa. - Le acusó mientras sus dedos índices la atacaban provocando varias carcajadas.
- ¡Para, Amelia! ¡por favor! Que me duele...
La morena se detuvo al instante y se apartó de ella.
- Perdona - Contestó arrepentida.
- He dicho que pares no que te alejes de mí. - Amelia sonrió tímida y volvió a su postura inicial.
- Pero abrázame bien...
- ¡Madre mía! Cómo estás hoy ¿no? - Comentó divertida.
- Estoy convaleciente, Amelia - Hizo un puchero.
- Pero... ¿cómo quieres que te abrace? - Alzó las manos en señal de rendición.
- Acércate más. - Luisita le agarró del brazo y le acercó más a ella - Para que pueda apoyar la cabeza en tu hombro y ahora. - Cogió el brazo de la morena más próximo a ella- Rodeame con el brazo y junta tus piernas con las mías. No es tan difícil Amelia.
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Kintsugi
RomantizmEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...