Capítulo124

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Dejó correr el agua unos segundos antes de meterse en la ducha, su cuerpo estaba agotado de anoche y su mente seguía buscando aquel momento de paz. Nada más entrar, su móvil comenzó a sonar, salió deprisa para evitar que Amelia se despertara; era Lola. Regresó a la ducha después de silenciar el teléfono y se quedó inmóvil bajo el agua hasta que escuchó un ruido.

- ¡Mierda! - Terminó de ducharse lo más rápido posible y salió del baño chorreando y con la toalla a medio poner, al ver a Amelia, aún en la cama, respiró aliviada.

Ese día se había propuesto que fuera un día especial para Amelia, quería demostrarle no solo cuánto la quería sino también darle las gracias por todo lo que hacía por ella. 

La morena estaba tumbada boca abajo y un rayo de luz incidía sobre su espalda desnuda.  Con mucho sigilo, Luisita se acercó y repartió varios besos por la espalda, saboreando cada trozo de piel para después acabar tirando la toalla al suelo y meterse en la cama con Amelia. Se aproximó a ella hasta que sus cuerpos se rozaron y continuó dándole besos cada vez más prolongados y dejando que la punta de la lengua hiciera contacto con la piel. Amelia emitió un leve gemido a la par que su cuerpo se movía pidiendo más. 

Luisita se incorporó un poco  y la besó justo detrás de  la oreja logrando que la morena volviera a jadear de placer, extendió sus brazos y rodeó su cintura.

- Estás mojada... - Dijo Amelia cuando sintió el pelo húmedo de Luisita rozar su cuello.

- Y más que vas a estarlo tú - Susurró Luisita mientras su mano descendía por su vientre y le lamía con delicadeza el lóbulo de la oreja. 

- Luisi... - Suspiró en cuanto sintió los dedos de su novia en el interior de su sexo.

- Amelia... - La obligó a girarse para poder estar una enfrente de la otra, la morena mantenía los ojos cerrados y la boca entreabierta invitando a la rubia a adentrarse en ella. No tardó en recorrer los labios con la lengua, en juntar sus bocas y en el interior de ellas desatar un juego de provocación.

- Te quiero. - Le susurró en su labios, dejando que las palabras rozaran sus labios. No dejó que Amelia le devolviera el " te quiero", volvió a besarla  con más deseo,  le mordió el labio inferior  y sus manos recorrieron todos los rincones de la morena que se estremeció con cada caricia. 

Hicieron el amor, como otras muchas veces, deleitándose con cada beso, caricia, dándose el permiso de sentirse, de tocarse y alcanzando ese clímax donde el placer recorre todo el cuerpo como una descarga eléctrica y tiemblas bajo las manos de la mujer de tu vida.

****

Amelia salió de la ducha revitalizada y con una inmensa sonrisa, despertar con los besos de Luisita sin duda era lo mejor de su día a día, abrir los ojos y ver aquella melena rubia desperdiga por su almohada, estirar el brazo y poder acariciar la espalda, el vientre o cualquier otra  parte de su cuerpo, todos aquellos detalles hacían que la morena quisiera más de la vida, de las personas, de ella misma.

En cuanto salió del cuarto percibió el olor a café recién hecho y a pan tostado.

- ¿Me has hecho el desayuno? - Preguntó nada más ver a Luisita, con la parte de arriba de su pijama de Wonder Woman, en la cocina mientras tarareaba una canción que no logró reconocer.

- ¡Claro! Te he hecho café y tostadas con tomate porque tampoco tienes mucho más, a ver si haces la compra, cariño, que no puedes alimentarte a base de agua.

- Ya, es que no he tenido tiempo. - Se acercó a la rubia, la abrazó por la espalda y dejó un cálido beso en el cuello. - Te quiero. - Le susurró.

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