Capítulo 95

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Amelia entró sin Natalia, creyó que era lo mejor si quería hablar con Marta. Nada más cruzar la puerta, vio a la pequeña tumbada en la cama, tenía mejor aspecto que la última vez que la vio pero no puedo evitar acordarse de Alex, su hermana seguía en sus pensamiento, nunca se iría y nunca dejaría que se fuera aunque su recuerdo continuase doliendo,  aunque continuase creando nudos en su cuerpo. 

Respiró hondo y se acercó a Marta.

- Hola Marta. - Murmuró. 

La pequeña se giró impávida, sin ningún tipo de expresión en su cara, y sus ojos vacíos de vida miraron a Amelia.

- Me voy a sentar, aquí contigo ¿vale? - Señaló el sillón, que estaba a su lado, y a pesar de no recibir respuesta, se sentó. 

Amelia, inspeccionó la habitación, la única luz procedía del cabecero de la cama, al lado izquierdo,  estaba la bandeja con el desayuno intacto, la tele estaba encendida aunque carecía de volumen y en la mesilla de la derecha había un pequeño jarrón con flores de plástico y una caja de bombones.

- ¿No has comido nada? - Le preguntó señalando la bandeja. -  Bueno, es normal, la comida aquí no es que sea muy allá, yo los días que llevo aquí me ha costado comerla. - Intentó romper el hielo.

Marta miró hacia Amelia.

- Llevo varios días ingresada, por eso no he podido verte antes, tuve un accidente cuando venía de camino. - Observó a Marta, parecía estar escuchando. - Me atropelló un coche, apenas me enteré, la verdad, y estuve una noche muy malita pero ahora ya estoy mejor. 

Tras las últimas palabras de Amelia, Marta volvió a mirar al frente sin apenas inmutarse.

-¡Vaya! Si tienes bombones y todo.  - Amelia cogió la caja y la abrió, el olor a chocolate invadió sus fosas nasales. - ¡Qué bien huele! Me encanta el chocolate, podría comer a base de chocolate ¿tú no?  Es mi debilidad.

- Puedes coger... - Salió como un suspiro.

- Pues te voy a coger uno.. muchas gracias. - Contestó Amelia con la máxima naturalidad posible, no quería estropear el clímax que poco a poco estaba consiguiendo. 

- Mmmm ¡está buenísimo! Imagino que te los has traído tu abuela, ya me ha dicho Natalia que viene todos los días aunque os véis poquito ¿no? - Hizo una pausa esperando la reacción de Marta. - Es normal, es una situación complicada y no quiere que la veas llorar, por eso se va.

Tenía claro que con Marta sería sincera, era una niña pero eso no significaba que no se diera cuenta de las cosas y que éstas no le afectaran. Su silencio era su forma de comunicar, era su palabra de seguridad, sabía que si no decía nada, no pasaría nada.

- Tu abuela está preocupada, Marta, todos lo estamos, ya no solo por lo que intentaste hacer si no también porque has vuelto a no decir nada y ahora mismo deber de tener mucho que decir. 

El silencio regresó como respuesta.

- No te voy a preguntar por qué lo hiciste porque tus motivos tendrías, pero quiero saber cómo estás, en qué piensas en estos momentos.

Espero paciente a que Marta dijera o hiciese algo. 

- En que la próxima vez no voy a fallar. - Contestó con una fino hilo de voz. La vida parecía irse de su boca con cada palabra.

- En cuanto salga de aquí. - Aseguró.

Amelia dudó  en si decirle la verdad, tardaría en salir de los hospitales, su caso ya no estaba en manos de particulares, el Estado se estaba haciendo cargo de ella y eso era sinónimo de lentitud.

KintsugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora