Capítulo 48

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Llegaron a casa de Amelia entre besos y caricias. Por alguna extraña razón sentían que la relación cada día iba a más aunque ninguna se atrevía a hablar del tema. Ambas temían ponerle palabras a lo que estaban sintiendo por si no era correspondido, cuando era más que evidente que entre ellas se estaba forjando un vínculo que les estaba cambiando la vida o al menos les daba el impulso para extender las alas y dejarse ser.

- ¿Quieres quedarte a comer? - Le ofreció Amelia entre besos.

- Debería irme a casa. - Contestó dubitativa.

- Como quieras. - Le acarició el labio con el dedo antes de besarla. - ¿Cómo es posible que me guste tanto besarte? - Reflexionó en voz alta la morena. Luisita se encogió de hombros y puso su cara más adorable. 

- Es que podría estar horas besándote. - Volvió a besarla, esta vez, le dio varios besos rápidos para acabar con uno más profundo.

- ¿Y quién te lo impide? - Le dijo de forma provocativa.

- Que te quieres ir a casa, eso me lo impide. - Replicó volviéndola a besar.

- No es que quiera es que tengo que irme, por mi padres. - Acabó la frase con un puchero.

- Si me pones esas cara, no dejo que te vayas porque me entran más ganas de besarte.

- No mientas, te encanta besarme y punto, da igual la cara que ponga. 

Se apartó de Amelia antes de que la besara con la intención de hacerla rabiar mientras sonreía divertida.

- ¡Qué mala eres!  

- Pero tengo razón o ¿no?

- Claro que la tienes, pero ya no te voy a besar más. 

Esta vez fue ella quien se apartó de la rubia.

- ¿Te has picado? - Preguntó entre risas.

- No, claro que no. - Intentó mostrarse seria pero sin mucho éxito.

- ¡Anda! ¡Ven aquí!

Tiró de Amelia que fingía estar molesta, pero al ver que no cedía decidió atacar con todo; se levantó y se sentó encima de la morena y recorrió su rostro a base de besos hasta llegar al lóbulo donde dejó que su lengua formara parte de ese juego de labios y piel. 

De pronto, Luisita se detuvo.

- Vibras.

- ¿Qué? - Preguntó extrañada.

- Vuelves a vibrar, yo no sé qué pasa pero siempre que me siento encima de ti, vibras.

- Por algo será... - Le respondió llena de intención.

- ¡Mira a ver quién es! A ver si va a ser importante, ya te haré vibrar más tarde. 

Le dio un último beso y  regresó a su sitio en el sofá. Amelia cogió aire y revisó el móvil.

- Es Natalia, me está preguntando por Marta.

- ¿Marta? ¿Cómo sabe lo de Marta?

- Por Carlos, hablan casi todos los días, fijo que se lo ha contado.

- Pero Natalia y Carlos están ¿juntos?

- Bueno, están en proceso podríamos decir. - Amelia fijo la atención en el móvil y comenzó a teclear.

- Dile que sí.

- Que sí ¿qué? 

- Que vas a tratar a Marta.

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