Sabía que quizá no era la mejor idea pero necesitaba ver a Luisita, hablar con ella y descubrir qué había pasado y si toda esa película que se había montado sobre su ex era cierta o no.
- ¡Hola! - Entró en "El Asturiano" con su mejor sonrisa, inspeccionó el local intentando localizar el cabello rubio de Luisita pero fue en vano, parecía no estar.
- ¡Amelia! - La saludó Marcelino que acababa de salir de la cocina con una tortilla de la mano. -¿Qué tal estás?
- Bien, Marcelino, venía buscando a Luisita ¿está? - Dijo con congoja en la voz.
- ¡Qué va! No ha pisado el bar en todo el día.
- ¡Vaya! Pensé que estaría.
- ¿Quieres que la llame? - Le propuso.
- No, no, no, tranquilo, no hace falta. Luego la llamo. - Contestó un poco apenada.
Marcelino percibió el cambio de expresión en la morena y sin consultarle nada le puso un café como a ella le gustaba.
- Te invita la casa, en verdad, tienes café gratis de por vida si no recuerdo mal. - Comentó alegro.
Amelia sonrío.
Todos en aquella familia eran demasiado buenos con ella.
Cuando estaba a punto de dar el último sorbo al café, aparecieron Pelayo y el pequeño de los Gómez.
- ¡Amelia! - Le dijo en cuanto la vio. - ¿Qué haces aquí?
- Hola Ciriaco, tomándome un café .- Le señaló la taza.
- ¡Qué bien que te encuentro! - Le dijo mientras se sentaba a su lado en el taburete.
- ¿Y eso? ¿Ha pasado algo? - No pudo evitar sentir un pequeño pellizco en el corazón ¿sería por lo que Luisita huyo esa mediodía?
- La semana que viene es la fiesta del fin de curso de mi colegio y me gustaría que vinieras. Se hará en el patio del colegio, realmente puede venir todo el mundo. Hay comida, bebida, bebida sin alcohol. - Matizó. - y música. ¿Vendrás?
- ¿Pero vas actuar o algo? - Preguntó curiosa, la había sorprendido gratamente que le invitara a la fiesta de su colegio.
- No, no, pero siempre vienen los familiares a esa fiesta y quiero que vengas. - Lo dijo con total normalidad, sin ningún tipo de tapujos y sin ser consciente de lo que eso significaba para Amelia.
- Claro, ahí estaré - Le dijo Amelia conteniendo la emoción mientras le acariciaba el pelo. - ¿Qué tal está Elisa? - Hacia tiempo que no sabía nada de ella, suponía que todo estaba yendo bien.
- Muy bien, ha sacado todo sobresalientes.
- ¡Qué bien! Estará muy contenta entonces.
- Creo que sí, el otro día en el patio estuvo bailando, la gente baila cuando está feliz ¿no?
- Sí, es una forma de expresar la alegría. ¿Y tú?
- Yo no bailo. - Contestó.
- Ni un poquito.
- Solo con Elisa aunque no me gusta mucho.
- Entonces ¿por qué lo haces?
- Porque creo que a ella le gusta que lo haga. Sonríe cuando bailamos.
Era increíble lo mucho que había avanzado Ciriaco en estos últimos meses, se apreciaba el interés que tenía para intentar comunicarse con lo demás, ponía todo de su parte y aunque seguía habiendo cosas que no entendía siempre decía lo que pensaba, sin miedo, sin complicarse, consiguiendo cada vez más identificar no solo sus emociones si no también las de los demás.
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Kintsugi
RomansaEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...