- ¿Os queda mucho? - Preguntó Luisita sentándose en la mesa del salón.
- Estoy a punto de matar a Ciriaco. - Dijo Catalina.
- A mí no, a mi avatar del juego. - Le corrigió su hermano.
- Es una manera de hablar, Ciriaco ¡mierda!
- ¡Esa boca! - Le reprendió Luisita.
- Jo, es que he vuelto a perder.
- Ya habéis terminado ¿no? Pues venid a la mesa que Amelia tiene algo para vosotros.
Amelia la miró confundida, no sabía de qué hablaba, Luisita vio la expresión de su cara y le señaló las pinturas.
-¡Ah! Sí, es una bobada. - Comentó Amelia.
Los pequeños de la casa se sentaron alrededor de Amelia, la miraban expectantes lo que le ponía más nerviosa, sin hacerse de rogar, Amelia nunca fue de ruegos, les entregó las dos cajas metálica de pinturas y los observó esperando su reacción.
- ¡Hala! -Soltó emocionada Catalina - Pero si son muchísimas pinturas.
- ¿Cuántas? - Quiso saber Luisita, la verdad es que no se había fijado.
- Treinta y seis.- Respondió Catalina.
- ¿Os gusta? - Preguntó dubitativa la morena.
- Me encanta - La pequeña se tiró a sus brazos y le dio un beso. - Gracias.
- ¿A ti, Ciriaco?
- Me gusta aunque echo en fatal una gama más clara de colores.
- ¡Como eres, hijo! - Exclamó Luisita.
- Bueno, pero te sirve para seguir pintando flores ¿no? - Preguntó Amelia.
Sabía que esa cuestión podría tener consecuencias pero la formuló con una intención. Ciriaco miró a Amelia para después mirar los lapiceros, tardó en contestar, en su rostro la joven percibió un cambio. El cambio que estaba esperando.
- ¿Qué te ocurre, Ciriaco?
El pequeño no respondió, parecía estar en su mundo. En verdad, estaba intentando descodificar las emociones que estaba sintiendo.
- ¿Te sientes bien? - Volvió a preguntar la morena. El niño negó con la cabeza. -¿Es por las pinturas? ¿No te gustan?
- Soy Allan. - Soltó de repente, Luisita lo miró extrañada.
- ¿Allan? ¿Del club de los siete? - El menor asintió, estaba recurriendo a su serie favorita para intentar explicarle a Amelia lo que le sucedía.
- Cuando destrozó el volcán de Mike. - Amelia recordaba ese episodio.
Todos tenían que hacer un proyecto de naturales para un concurso de clase, Allan había dedicado horas para ser el primero, sin embargo, Mike ganó el concurso con su volcán que expulsaba lava. Allan se lo destrozó provocando un conflicto entre él y su compañero. Al final Allan se arrepentía y pedía perdón.
- Te sientes mal porque has destrozado tus flores.
- No eran mías, eran de Elisa.
¿Todas esas flores eran para Elisa? - Preguntó asombrada Amelia, intentado, a su vez, cambiar un poco la dirección de la conversación por miedo a que Ciriaco volvería a sufrir otra crisis.

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...