Solo eran las 7:00 de la mañana y la casa de los Gómez era todo un alboroto. Hoy era la fiesta de fin de curso y todos estaban emocionados y deseosos de unas merecidas vacaciones, además, Marisol y Manolín se habían animado a cantar, en el colegio de los pequeños, un trap que ellos mismos habían compuesto.
- Manolín, llévate el monopatín del salón que al final tenemos un disgusto. - Gritó Manolita mientras servía los desayunos a los más pequeños.
- ¡Padre! ¡Padre! - Gritó varias veces Marcelino sin respuesta, - ¿Ya se ha bajado al bar?
- Sí, hace como quince minutos. - Respondió Luisita que estaba con Marisol ajustando el vestido que se iba a poner para la actuación.
- ¡Ay! Luisita! ¡Cuidado! que voy a aparecer un muñeco vudú con tanto alfileres.
- Exagerada. - Respondió la rubia divertida.
- ¿A qué hora es lo de la fiesta? - Preguntó Marcelino un tanto despistado.
- A las 17:30. - Respondieron Luisita, Marisol y Manolita a la vez.
- ¡Manolín, el monopatín! ¡No te lo vuelvo a repetir! - Insistió su madre.
- ¡Ya voy! - Se escuchó de lejos.
- Luisita, ¿Hablaste con Lola? - Le preguntó Manolita.
- Sí, hablé con ella ayer, me ha dicho que vaya cuando quiera pero que no tarde, que se tiene que incorporar al trabajo lo antes posible.
- Pero tienes días ¿no? por el ingreso de Nico. - Comentó Marisol.
- Sí, sí que tiene días pero tiene que ir al laboratorio antes.
- No quiero que te vayas. - Soltó, de pronto, Catalina que no había hablado durante toda la mañana.
"Yo tampoco" pensó Luisita para sus adentros.
- Mi niña, yo también te echaré de menos.
El nudo de su interior, el que se creó cuando tomó la decisión de volver a Barcelona, creció un poco más con aquellas palabras.
****
- ¿Cómo estás? - Quiso saber Marina en cuanto tomó asiento en el Asturiano.
- Bien.
- ¿Solo bien?
- Sí, solo bien.
- ¿Qué te pasa?
Se mantuvo en silencio varios segundos, no quería seguir pensando.
- El otro día ví a Amelia. - Soltó.
- ¿Dónde? ¿Cómo?
- Aquí, imagino que quería ver a mi padre.
- ¿Y qué pasó? Cuéntame más, hija, que cuando quieres no paras de hablar.
- Nada eso pasó, nos saludamos y ya. - Contestó apenada.
- A ver... Luisita, no me sorprende después de todo... - Luisita asintió con la cabeza.
Marina tenía razón.
- ¿Le has dicho lo de Barcelona?
- ¡Qué va! No me atreví y además es que se fue muy rápido, huyó de mí...
- Pero Luisita...
- Lo sé, no hago más que cagarla con ella, pero ¿cómo se lo iba a decir? Si me dijo que estaba enamorada de mí y yo me fui y ni siquiera le dije... -

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...