Capítulo 102

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Despertó con un intenso dolor de cabeza.

- ¿Por qué siento que estoy de resaca? - Masculló aún abrazada a Amelia.

-  El llanto es lo que tiene, cuando lloras mucho tienes síntomas símilares.

- Me duele todo el cuerpo - Se estiró golpeándo sin querer a Amelia en la cabeza.

- ¡Ay! Que no estás sola en esta cama diminuta.

- Ya lo sé - Le dijo con burla colocándose encima de ella.

Amelia la observó desde abajo, a pesar de las ojeras, del pelo revuelto y de ese camisón tan poco erótico, Luisita estaba preciosa, le agarró de la cintura y se mordió el labio.

- Amelia... Amelia... -Dijo jugueteando. - estoy fatal.

- ¡Estás preciosa! - Sus ojos brillaron.

-  No tanto como tú - Se inclinó y dejó un ligero beso en sus labios.

- ¿Sigo sabiendo a gominolas? - Preguntó divertida.

- Espera, que me voy a asegurar. - Volvió a besarla pero esta vez introdujo la punta de la lengua para recorrer sus labios. - Sí, sabes a gominola. 

- Pues habrá que ponerle remedio.

- ¿No te gusta saber a gominola?

- Prefiero saber a otra cosa... - Arqueó la ceja como señal de provocación.

 - ¿A qué cosa? - Preguntó inocentemente.

- Pues a qué va a ser. - Acarició las nalgas de Luisita y la obligó a que se moviera hacia delante, hasta que su sexo estuviese casi a la altura de su cabeza.

- ¿Qué haces, Amelia? - Dijo escandalizada.

La morena no contestó, se limitó a introducir su dedo índice en el interior de la bragas de la rubia y comprobar que a pesar del escaso tiempo ya estaba húmeda. Volvió a acercarla, Luisita no opuso resistencia, se colocó en posición y dejó que su novia hiciera el resto.

Amelia agarró el culo de Luisita con ansia mientras con la punta de la lengua comenzaba a explorar el sexo de la rubia quien, nada más notar la presión, se aferró al cabecero de la cama y se mordió el labio mientras se movía al compás de la lengua de su novia.

- Ammme...liia... - Gimió notando como la morena succionaba su clítoris para después recorrer con la lengua todo su sexo húmedo. 

- Uff... que me... voy... - Su cuerpo se puso en tensión, el orgamos estaba a punto de llegar y su cuerpo no podía parar de reaccionar a las artes amatorias de Amelia.

- Amelia, Amelia...- Jadeó con el pecho alterado y todo su cuerpo contraído. 

Tras los gemidos de placer, la morena se agarró más al culo de la rubia y la devoró demostrando, una vez más, su ganas de estar con ella.

Varios minutos después, la rubia emitió un último grito contenido y se retiró de la morena liberándola de sus piernas, Amelia se incorporó, cogió a Luisita por la cintura antes de que pudiera bajarse de la cama y la besó. La rubia le devolvió el beso mientras se agarraba a los rizos de su novia, sentía que su cuerpo iba tambalearse en cualquier momento tras aquel estallido de placer. Adoraba a Amelia en todos los sentidos, cualquier roce suyo era capaz de desmontarla en cuestión de segundos, se derretía ante su piel.

- ¿Y ahora a qué sé? - Preguntó divertida a escasos centímetros de sus labios.

- Ahora sabes a mí. - Le lamió el labio inferior para después volver  introducir su lengua en el interior.

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