Se incorporó a oscuras, posó sus pies descalzos en la suelo de hierba, sintió el rocío del amanecer en su piel, caminó despacio con miedo a pisar donde no debía, estiró los brazos y comenzó a agitarlos para asegurarse que delante de ella no había nada. Siguió andando sin rumbo, dejando que sus piernas la guiaran por aquel lugar que aún no reconocía.
- ¡Tita Luisita! ¡Aquí! ¡Mira! - Reconoció al instante la voz.
- ¿Dónde estás, Nico?
- Aquí. - Gritó.
Luisita prestó atención a la procedencia del su voz.
- ¡Marco! - Gritó esta vez la rubia.
- ¡Polo! - Escuchó a su derecha.
- ¿Qué estás haciendo? Cuéntame, Nico.
- Estoy esperando. - La voz cada vez estaba más cerca.
- ¿A quién?
- Al hombre de la bata blanca, me va a llevar con él.
- ¿ A dónde?
- A un sitio donde dormiré mucho.
- ¿Nico? - Luisita acababa de llegar a donde creía que estaba su sobrino, miró a los lados pero no le vio.
- ¿Nico? - No contestaba.
- Nunca miras al frente, tita Luisita... - Escuchó casi a su pies.
Miró hacia delante y vio el cuerpecito de Nico tumbado en el suelo.
- ¿Qué haces en el suelo? - Se tumbó con él.
- No despertar. ¿Lo cuchas?
Prestó atención al silencio de aquel lugar desconocido.
- No, no escucho nada ¿tú qué escuchas?
- Mira... - Le murmuró como si fuera a mostrarle un secreto.
De pronto el suelo donde se encontraba Nico se abrió dando paso a un absoluta oscuridad que devoró al pequeño ante la atónita mirada de Luisita.
-¡ NICOOOOO! - Gritó desgarrándose la garganta.
Y todo desapareció.
Abrió los ojos empañados y se incorporó de la cama de un salto con el pulso acelerado y con el eco de su propio grito en los oídos.
Alargó la mano hasta alcanzar su móvil de la mesa, miró la hora; eran las siete de la mañana, estaba intranquila, aquella pesadilla había activado todas sus alarmas, de repente, sonó una notificación.
AMELIA [7:03]
Buenos días bonita.
No tardó ni un minutos en llamarla.
- ¿Amelia?
- ¡Qué rapidez! Si te acabo de mandar el mensaje.
- ¡Qué bueno oírte! - Dijo con restos de angustia en su voz.
- ¿Qué pasa?
- He tenido una pesadilla.
- ¿Con Nico?
- Sí, ya es la tercera vez que sueño lo mismo. - Le informó preocupada.
- No te preocupes, es lógico, estás preocupada por él, además le operan hoy ¿no?

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...