Capítulo 94

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Se incorporó a oscuras, posó sus pies descalzos en la suelo de hierba, sintió el rocío del amanecer en su piel, caminó despacio con miedo a pisar donde no debía, estiró los brazos y comenzó a agitarlos para asegurarse que delante de ella no había nada. Siguió andando sin rumbo, dejando que sus piernas la guiaran por aquel lugar que aún no reconocía.

- ¡Tita Luisita! ¡Aquí! ¡Mira! - Reconoció al instante la voz.

- ¿Dónde estás, Nico?

- Aquí. - Gritó.

Luisita prestó atención a la procedencia del su voz.

- ¡Marco! - Gritó esta vez la rubia.

- ¡Polo! - Escuchó a su derecha.

- ¿Qué estás haciendo? Cuéntame, Nico.

- Estoy esperando. - La voz cada vez estaba más cerca.

- ¿A quién?

- Al hombre de la bata blanca, me va a llevar con él.

- ¿ A dónde?

-  A un sitio donde dormiré mucho.

- ¿Nico? - Luisita acababa de llegar a donde creía que estaba su sobrino, miró a los lados pero no le vio. 

- ¿Nico? - No contestaba.

- Nunca miras al frente, tita Luisita... - Escuchó casi a su pies.

Miró hacia delante y vio el cuerpecito de Nico tumbado en el suelo.

- ¿Qué haces en el suelo? - Se tumbó con él.

- No despertar. ¿Lo cuchas?

Prestó atención al silencio de aquel lugar desconocido.

- No, no escucho nada ¿tú qué escuchas?

- Mira... - Le murmuró como si fuera a mostrarle un secreto.

De pronto el suelo donde se encontraba Nico se abrió dando paso a un absoluta oscuridad que devoró al pequeño ante la atónita mirada de Luisita.

-¡ NICOOOOO! - Gritó desgarrándose la garganta.

Y todo desapareció.

Abrió los ojos empañados y se incorporó de la cama de un salto con el pulso acelerado y con el eco de su propio grito en los oídos. 

Alargó la mano hasta alcanzar su móvil de la mesa, miró la hora; eran las siete de la mañana, estaba intranquila, aquella pesadilla había activado todas sus alarmas, de repente, sonó una notificación.

AMELIA [7:03]

Buenos días bonita.

No tardó ni un minutos en llamarla.

- ¿Amelia?

- ¡Qué rapidez! Si te acabo de mandar el mensaje.

- ¡Qué bueno oírte! - Dijo con restos de angustia en su voz.

- ¿Qué pasa?

- He tenido una pesadilla.

- ¿Con Nico?

- Sí, ya es la tercera vez que sueño lo mismo. - Le informó preocupada.

- No te preocupes, es lógico, estás preocupada por él, además le operan hoy ¿no?

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