Despertó ansiosa. El día anterior Amelia siguió sin saber dónde estaba Marta y Natalia continuó sin dar señales de vida, a todo esto se le sumó que no pudo hablar con Luisita por la noche.
Abrió los ojos con dificultad, con pesadez y con ganas de no querer enfrentarse al mundo. Hoy era uno de esos días donde sentía que todo la abrumaba y que no sería capaz de sobrellevarlo, quería quedarse en casa, tumbada en la cama y con la mirada en el techo, fantasear con Luisita y oír su voz.
En ese mismo instante recibió un mensaje.
[LUISITA] 8:30
Buenos días Amelia ¿Estás despierta?
Sonrió en cuanto vio su nombre.
AMELIA [8:30]
Sip.
A los pocos segundos de enviar el mensaje, Luisita la estaba llamando.
- ¿Cómo estás? Perdona que te no te llamara ayer, no fue porque no quisiera es que no pude, estuve con Nico, que le dolía mucho la pierna y no lograba dormirse y entre que le cantaba y tal pues cuando me quise dar cuenta era muy tarde y no creí que fuera buena idea llamarte que sé que tuviste un día bastante cansado entre los hospitales y todo lo de Martas. - Soltó de carrerilla sin dejar apenas que Amelia pudiese contestar. - No te enfadas ¿verdad?.
- ¡Cómo me voy a enfadar! Claro que no, supuse que estarías ocupada.
- ¿Cómo estás?
- Bien. - No quiso explayarse mucho más.
- Ya me estás mintiendo otra vez.
- ¡Joder, Luisi! No se te escapa ninguna. - Dijo riéndose.
Le sorprendía como con una simple palabra la rubia era capaz de discernir su estado de ánimo.
- Demasiada llamadas telefónicas - Contestó con un poco de pena.
- Yaaa...
- Me vas a decir entonces cómo estás de verdad.
- Estoy preocupada. - Admitió.
- ¿Por Marta? ¿Sigues sin saber nada de ella?
- Ni de Marta ni de Natalia.
- Pero... no entiendo ¿cómo va a desaparecer así, de la noche a la mañana?
- Yo que sé y es que tampoco puedo hacer mucho más.
- ¿Y su abuela?
- Hablé con ella por teléfono y no sabía nada.
- ¿Y estaba tranquila? ¿No reaccionó?
- No mucho, y me extrañó también, pero me da que está empezando a tener demencia senil, una de las causas por las que le quitaban la custodia de Marta era esa.
- Llama a la policía. - Sugirió.
¿No es demasiado eso?
- No sé, Amelia, se supone que tenía que estar en el Niño Jesús y no está.
-Ya... - contestó pensativa. - quizá tengas razón.
- Siempre tengo razón y lo sabes - Dijo divertida.
- Bueno, no siempre, no te vengas a arriba - Respondió intentando picar a la rubia.
- ¡Uy! ¡Qué cosas dices! Dime si tengo razón o no en que tienes la mejor novia del mundo.

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Kintsugi
RomanceEl kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Amelia y Luisita tendrá...