Capítulo 34

2.6K 329 43
                                        


- ¡Amelia! - Marcelino las recibió con los brazos abiertos aunque centrándose más en la morena que en su propia hija.

- Marcelino - Le correspondió el abrazo.

-¡Qué alegría verte en casa! ¿Cómo estás? Me contó Manolita que estuviste un poco indispuesta.

Manolita siempre tan discreta pensó Amelia.

- Sí, pero ya estoy mejor, Luisita me ha estado cuidando así que no he podido tener mejor enfermera. - Luisita al oírla le dedicó una sonrisa.

- Venga, entrad y sentaos, - dijo Manolita desde el comedor - que ya está todo.

Al entrar, Luisita vio que ninguno de sus hermanos estaban en la mesa.

- ¿Y los niños?

- Manolin y Marisol en su habitación, Catalina con tu abuelo que le está leyendo los Episodios Nacionales y Ciriaco en su cuarto, no ha querido salir.

- Pues vaya bienvenida, - comentó Luisita divertida - encima que traigo una invitada.

- Seguro que vendrá más veces. - Añadió Marcelino - ¿A qué sí?

- Por supuesto. - Respondió Amelia mientras se sentaba en un extremo de la mesa y  Luisita a su lado.

- Te he hecho croquetas porque no sé cual es tu comida favorita. - Anunció  Manolita.

- Gracias, no te preocupes, como de todo.

- Ya,  bueno, pero tendrás algún plato favorito ¿no? - Insistió Luisita.

- Sí, claro, me gusta mucho el arroz al horno.

- No... - Contestó Luisita mientras apoyaba la mano en la cabeza.

- ¿Qué pasa? - Le preguntó en cuanto vio su gesto.

- Espera...

- Si te gusta el arroz tienes que contestar ¿arroz con cuchara o tenedor? -  Preguntó Marcelino.

- Ya empezamos... - Soltó Manolita.

Amelia miró a Luisita, no entendía nada.

- Responde. - Le murmuró.

- Con cuchara.-  Contestó con miedo.  

Manolita y Luisita se miraron y respiraron aliviadas.

-¡Hija! Menos mal, una que sabe, -  dijo Marcelina con efusividad - no tienes ni idea la cantidad de gente que come arroz con tenedor, eso es un sacrilegio, es como... como... como comer comida japonesa con tenedor. - Luisita no pudo contenerse, se echó a reír a carcajadas mientras escupía el agua que acababa de beber.

- ¡Luisita! - Le riñó su madre.

-Perdón, es que me ha hecho gracia lo que ha dicho papá. - Miró a Amelia que se tapaba la boca para disimular la risa. La rubia se levantó y fue a por un paño para limpiar el desastre que había provocado.

- Muchas gracias por venir, Amelia.- Le dijo Manolita. - Sé que has pasado una mala noche.

- No es nada, Manolita, me quedé preocupada por él.

Luisita regresó al salón con las manos detrás de la espalda.

- Amelia, no tendremos arroz al horno pero...¡mira! - Luisita sacó de su espalda un Kinder Bueno - dijiste que eras más de chocolate ¿no?

KintsugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora