Capítulo 112

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- Amelia, cariño - Rompió el abrazo para mirar a la morena a los ojos. - ¿Qué quieres hacer?

- No lo sé - Contestó con los ojos llorosos y con cientos de dudas.

- ¿Por qué no llamas a Natalia? Queda con ella igual te puede ayudar. 

No era una mala idea pero temía dejar sola a Marta.

- La estás dejando con su abuela y su abuela está bien, se hace la loca para que nadie le pida explicaciones, mira lo que ha dicho su vecina, la demencia senil aún no le ha afectado. - Comentó Luisita como si acabase de leerle la mente. - Vete con Natalia, habla con ella y si quieres volvemos las tres o nosotras dos o vosotras dos.

Amelia asintió con la pena aún en el rostro, Luisita la observó y sintió una inmensa ternura, volvió a abrazarla mientras le dejaba besos en su cuello.

- ¡Va! Venga, escribe a Natalia y dile que nos vemos por tu zona.

- ¿Y tus padres? - Logró pronunciar mientras seguía refugiada en la piel de Luisita.

- Los veremos más tarde, no te preocupe, amor.

- ¿De verdad? Te puedes ir tú con ellos y yo con Natalia.

- No voy a dejarte sola ahora, si quieres cuando estemos con ella, me voy.

- No, no quiero que te vayas. - Confesó con voz infantil.

- Pues entonces deja de pensar en mi familia - Dijo divertida.

- No pienso en tu familia, pienso tí.

Luisita sonrió, era demasiado adorable.

- Pues déjame entonces que piense yo en ti ahora. - Le susurró antes de pasar la mano por su cintura e iniciar el camino a casa.

****

Natalia ya estaba en el bar esperando cuando llegaron, había cogido una mesa muy cerca de la ventana y se había pedido un café.

- ¡Luisita! - Exclamó emocionada nada más verla. - ¡Qué alegría verte! - La abrazó.

- Lo mismo digo Natalia - Respondió Luisita con una sonrisa.

Había interactuado muy poco con ella pero sabía lo importante que era Natalia para Amelia y lo mucho que se querían, inevitablemente le tenía mucho cariño.

 - Amelia... - Se dirigió a ella y la estrechó entre sus brazos. - ¿Cómo estás?

- Pues estoy - Dijo nada más sentarse al lado de su amiga y de Luisita. - ¿Qué hacemos? - Le preguntó directamente a ella.

- Te refieres a Marta ¿no? - La morena asintió.

- No lo sé... pero ¿estáis segura de que está en casa con su abuela?

- No la hemos visto, pero por cómo reaccionó su abuela cuando le dije que la policía iría a verla o cuando entré directamente en su casa, da que pensar. - Comentó Luisita.

- ¿Cómo que entraste? - Preguntó extrañada.

Amelia no pudo evitar reír al recordar aquel momento.

- Es que tenías que haberla visto, Natalia,  me quedé muerta cuando empezó a decir que era una asistente de no sé qué, le enseñó un carné  y sin pedirle permiso entró como si fuera su casa. - Contó divertida y con cierto orgullo. 

- ¿En serio hiciste eso? 

- Bueno, algo tenía que hacer para entrar, si le preguntaba me iba a dar largas.

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